La brecha de género a nivel global se está cerrando, pero a un ritmo muy lento. La pandemia fue devastadora en términos económicos, especialmente para las mujeres, y todavía no se logró la total recuperación de la participación laboral femenina. El informe del World Economic Forum del 2023 puntúa en 68.4% la brecha actual, lo cual supone una mejora de un mero 0.3% con respecto al año anterior. En su informe, la institución calcula que faltan 131 años para alcanzar la paridad de género a nivel mundial.
El mayor problema según este mismo informe está en la participación política y la inserción en el mercado laboral. El primer índice registra una vez más la mayor brecha de género, que sólo se cerró el 22.1% y el segundo se selló nada más que un 60%.
Para agravar estos patrones, las mujeres continúan enfrentando tasas de desempleo más altas que los hombres e incluso cuando ellas consiguen un empleo, a menudo se enfrentan a condiciones de trabajo deficientes. De hecho, una importante parte de la recuperación del empleo desde 2020 se puede atribuir al empleo informal: mientras que de cada cinco empleos creados para las mujeres, cuatro están dentro de la economía informal; para los hombres, la proporción es de dos de cada tres empleos.
Pero hay razones para ser optimistas: puede verse que hay aspectos en los que se avanzó considerablemente, alcanzando un alto nivel de equidad. En salud y supervivencia, un índice que tiene en cuenta la expectativa de vida, la brecha está cerrada en un 96%. En educación la igualdad es de un 95.2%, lo que significa que la mayor parte de los países tienen niveles de alfabetización e ingreso al sistema educativo similares para hombres y mujeres.
Promover el emprendimiento femenino: el camino para cerrar la brecha
Frente a las dificultades para ingresar en el mercado laboral, muchas mujeres deciden comenzar sus emprendimientos. Al hacerlo, generan cambios positivos no solo en sus vidas, si no también en la comunidad que las rodea ya que impulsan el desarrollo económico local, contribuyen a la generación de empleo, y promueven la diversificación y la competitividad del entorno empresarial.
“En Pro Mujer, creemos firmemente que las mujeres poseen un inmenso poder como catalizadoras del cambio cuando están equipadas con las herramientas adecuadas. Al proporcionarles oportunidades, entornos propicios y las herramientas necesarias, las empoderamos para que liberen su potencial e impulsen un cambio transformador.” afirma Mónica Ducoing, representante país de una organización que impulsa a las mujeres latinoamericanas brindándoles servicios de inclusión financiera, salud y educación.
En ocasión del día de la mujer, se pronunció sobre la situación de las emprendedoras en el país: “En México, las mujeres son propietarias de más de un tercio de las micro, pequeñas y medianas empresas de manufacturas, comercio y servicios privados no financieros. El emprendimiento es una de las áreas donde las mujeres más sobresalen; por ello, es de vital importancia dar el apoyo necesario para impulsar a estas mujeres emprendedoras a crecer y digitalizar sus negocios. Estamos sumamente orgullosas de que, desde nuestra organización, logramos impactar en las vidas de miles de mujeres en el centro y sureste del país”.
Educacion: una de las claves del progreso
Para acompañar de forma integral el crecimiento de las mujeres, Pro Mujer contribuyó a que las mujeres desarrollen habilidades empresariales gracias a su programa educativo Emprende. En México se desarrolló un modelo híbrido que combina encuentros presenciales con módulos virtuales. Se hicieron capacitaciones en el Sureste en los estados de Oaxaca, Campeche, Chiapas, Tabasco, y Yucatán; y en el Centro, en Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México. En tan solo dos años, Emprende logró impactar a más de 9,600 mujeres.
Se trata de un programa creado desde los marcos de la interseccionalidad para cubrir las necesidades de capacitación de mujeres indígenas, rurales, con bajos niveles de alfabetización digital. Por eso, desde el inicio, se le proporcionó a las participantes acompañamiento personalizado para que pudieran adquirir conocimientos digitales e incluso se hicieron traducciones de algunos materiales didácticos al Tetsal y Maya.
Pro Mujer se instaló en México en 2001, en Tula, Hidalgo. Actualmente cuenta con 22 puntos de atención en otros estados del país, incluyendo Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca, Tabasco, Yucatán y Campeche y este año se sumaron Veracruz, Chiapas y Guanajuato.
Desde su llegada al país, la organización impactó a más 87 mil mujeres, ofreció más de 13,600 servicios de salud, llegó a más de 15,000 mujeres con servicios financieros y brindó oportunidades de desarrollo de habilidades a más de 9,500. Las mujeres que acceden a estas oportunidades de financiación, encuentran una alternativa única para la inclusión financiera ya que son personas con condiciones de vulnerabilidad que no cuentan con las garantías que solicitan las instituciones de créditos formales.
El 59% de las mujeres impactadas recibieron un crédito por primera vez, esto significa que se logró habilitar la inclusión financiera para quienes de otra manera no podrían acceder a capital. Entre las beneficiarias, el 42% son mujeres indígenas y 23% son afrodescendientes.
FOTO (Emprendedora de Ixtepec. Fuente: Pro Mujer)
Sobre Pro Mujer
Pro Mujer es una empresa social que desde hace más de 33 años brinda servicios y herramientas a las mujeres en América Latina para que puedan alcanzar su máximo potencial, mejorar sus condiciones de vida y transformarse en agentes de cambio para sus comunidades. Opera a través de un modelo holístico e integral que busca ampliar el acceso de las mujeres de la región a los servicios de salud, aumentar su inclusión financiera y brindarles oportunidades de capacitación. El trabajo de Pro Mujer está estrechamente alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y ofrece resultados tangibles en ocho ODS: 1, 3, 4, 5, 8, 10, 11 y 16. Más información en www.promujer.org