Las investigaciones del Gobierno de Estados Unidos en contra de los grupos criminales mexicanos permitieron que, en días recientes, fuera sentenciado a 18 años de prisión Javier Algredo Vázquez, un proveedor de precursores químicos para el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Su caso exhibió la red que esta asociación delictiva, liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, creó para importar de Asia y Europa las sustancias necesarias para producir drogas sintéticas, especialmente fentanilo y metanfetamina.
Los expedientes, consultados y compartidos por Insight Crime, detallan que Algredo Vázquez fundó una empresa en Queens, Nueva York, para adquirir productos químicos en beneficio del cártel de las cuatro letras.
De forma paralela, su hermano Carlos inició otra compañía en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, con la misma finalidad.
La particularidad de este esquema es que los hermanos Algredo pretendían pasar inadvertidos, pues si bien las sustancias que adquirían están severamente reguladas en México y Estados Unidos, carecen de medidas de vigilancia en países como India, Alemania y Turquía. Incluso tenían documentos que avalaban sus transacciones.
A través de Pro Chemie New York Inc. y MB Barter & Trading S.A. de C.V., los hermanos Algredo desviaron entre 2018 y 2021 mil 453 toneladas de precursores para producir metanfetamina, mil 848 toneladas de sustancias para aumentar la potencia de esta droga y 44 toneladas de productos para fabricar fentanilo.
Aunque la mayoría de estas sustancias provenían de China —identificado como el principal proveedor del CJNG y el Cártel de Sinaloa—, estos individuos también compraron precursores en otros países.
La investigación de Sara García para Insight Crime detalla que consiguieron ácido acético en Turquía y carbonato de sodio en Alemania, químicos fundamentales en la elaboración de metanfetamina y fentanilo. En México no hubieran podido adquirirlas debido a sus normas regulatorias, pero en los países europeos no tuvieron obstáculo alguno.
El análisis de la periodista detalla que los controles a este tipo de químicos que suelen imponer algunos países representan un obstáculo fácil de superar para los cárteles, ya que sólo ajustan sus fórmulas y encuentran otras sustancias para crear el producto final.
Un coordinador de narcolaboratorios en Culiacán reveló a Insight Crime que “se busca [la ruta] que sea más conveniente, que no necesariamente es la más directa”.
En cuanto a las rutas que establecieron los Algredo para importar sustancias, los expedientes señalan que los puertos marítimos de Tamaulipas, Veracruz y Colima eran fundamentales.
Al puerto de Altamira llegaban barcos de Turquía, Alemania e India, mientras que en las costas de Veracruz, el CJNG recibía por igual cargamentos de China, India y Alemania.
Por el Océano Pacífico, el CJNG recibía buques provenientes de Shanghai, Quingdao y Dailán (China), así como de Mundra (India) en el puerto de Manzanillo. Igualmente, una ruta aérea conectaba a China con la Ciudad de México para abastecer a la empresa de Ciudad Nezahualcóyotl.
Las indagatorias por este caso también revelaron que los cárteles mexicanos suelen optar por hacer negocios con grandes empresas químicas, especializadas en la venta de productos para industrias como la alimentaria, veterinaria y petroquímica.
Además, ponen atención en los países con laxas regulaciones respecto a los precursores y preprecursores para que las transacciones no sean reportadas a las autoridades del país de origen y puedan actuar de manera discreta.