La evolución de la tecnología y su incorporación en la vida cotidiana ya no es un tema nuevo por sí mismo. Los aparatos electrónicos y digitales nos acompañan a todos lados y en diversos aspectos de nuestra vida, aunque la mayoría de ellos aún los vemos para fines de entretenimiento y recreación social. Y aunque mucho hablamos de cómo incorporar la inteligencia artificial, la realidad virtual y otras nuevas herramientas, es un hecho que algunas “old school” no han dejado de innovar tanto a nivel dispositivos como a nivel narrativas y utilidad.
Si bien los videojuegos tienen un público cautivado desde la década de 1970, en la actualidad estos tienen incidencias más allá de los entornos del entretenimiento y, contrario a lo que han dicho por mucho tiempo los puristas y nuestros padres, los juegos de video tienen muchas enseñanzas de por medio.
Ya está claro que hay videojuegos diseñados incluso para educar y aprender algo específico, de hecho, en notas anteriores hablamos sobre cómo aprender a programar o cómo enseñar matemáticas de formas creativas con videojuegos. Sin embargo, en esta ocasión hablaremos sobre aquellos juegos que su enseñanza es indirecta (o no explícita) y centrada en emociones y salud mental.
Los videojuegos pueden ser terapéuticos
En la era digital, la influencia de los videojuegos va más allá del mero entretenimiento, extendiéndose hacia terrenos terapéuticos que impactan positivamente en la salud mental. Aunque aún existe escepticismo en algunos sectores sobre la relación entre videojuegos y bienestar emocional, cada vez más investigaciones respaldan la idea de que ciertos títulos pueden ser valiosos para el desarrollo de habilidades emocionales.
Los videojuegos ofrecen una forma única de contar historias al permitir que los jugadores participen activamente en la trama, ya sea porque se trata de una historia interactiva, o porque la narrativa cuenta los problemas por los que atraviesan los personajes. La inmersión en mundos virtuales y la toma de decisiones significativas pueden generar experiencias emocionales profundas. Esta interactividad brinda a los jugadores la oportunidad de explorar y comprender una variedad de emociones de una manera que va más allá de los medios tradicionales.
Construir la empatía con Journey
Juegos como Journey ilustran cómo la interacción en línea puede ser una herramienta poderosa para desarrollar empatía. La ausencia de diálogo verbal directo obliga a los jugadores a comunicarse de manera no verbal, fomentando la empatía y la comprensión emocional. La capacidad de experimentar el viaje emocional de otros jugadores puede tener un impacto significativo en la percepción de la empatía y la conexión humana.
Aprender en la adversidad: That Dragon, cancer
Este juego aborda la realidad dolorosa de la lucha contra el cáncer infantil, ofreciendo a los jugadores una visión íntima de las emociones asociadas con la pérdida y la desesperación. Al enfrentarse a estas experiencias virtuales, los jugadores pueden aprender a manejar situaciones difíciles y a procesar emociones complejas, lo que contribuye al desarrollo de habilidades de afrontamiento en la vida real.
Otro de los videojuegos que trabaja con las pérdidas, la comprensión de la muerte y el entendimiento de las emociones es Spiritfarer. Si bien no tienen una narrativa similar, las lecciones que deja el juego se asemejan.
La estética de la superación en Gris y Celeste
En Gris y Celeste, la estética visual y la jugabilidad desempeñan un papel fundamental en la transmisión de mensajes emocionales. Gris narra la historia de superar la tristeza a través de un diseño artístico evocador, mientras que Celeste utiliza desafíos de plataformas para ilustrar temas de ansiedad y autodisciplina. Estos juegos demuestran que la estética y la mecánica del juego pueden trabajar juntas para reforzar habilidades emocionales como la perseverancia y la autoaceptación.
Encontrar bondad y apoyo en Palabras Amables
Contrario a la percepción común de la competitividad en los juegos, Kind Words se enfoca en la bondad y el apoyo emocional. La capacidad de enviar mensajes anónimos de ánimo y solidaridad promueve la construcción de conexiones virtuales positivas. Este juego demuestra que, incluso en el mundo digital, la empatía y la compasión pueden florecer, ofreciendo a los jugadores una experiencia terapéutica única.
Los videojuegos terapéuticos representan una evolución emocionante en la intersección entre tecnología y salud mental. A medida que la investigación continúa respaldando su impacto positivo, es esencial reconocer que los videojuegos pueden ser más que solo formas de entretenimiento; son herramientas valiosas para el desarrollo de habilidades emocionales.
La diversidad de experiencias que ofrecen, desde la conexión interpersonal hasta la superación personal, destaca la amplitud del potencial terapéutico que los videojuegos pueden aportar a nuestras vidas. Al elegir juegos que resuenen con nuestras necesidades emocionales, podemos aprovechar su capacidad única para fortalecer nuestras habilidades emocionales y promover el bienestar mental.
Aunque jugar un videojuego no suple el papel de terapia, de conexión emocional con los padres o el trabajo que se puede hacer en las aulas para entender, procesar y aprender de las emociones y la salud mental, un acercamiento desde aquello que los niños y adolescentes disfrutan puede hacer el trabajo más llevadero y entendible.