La lava es una masa fundida de roca que se encuentra en estado líquido debido a las altas temperaturas que se generan en el interior de la Tierra. Se forma principalmente durante las erupciones volcánicas cuando el magma, una mezcla de rocas fundidas, gases y cristales minerales, alcanza la superficie terrestre a través de fisuras o conductos volcánicos.
Esta composición química de la lava varía dependiendo de la composición del magma del que se origina y puede incluir elementos como silicio, oxígeno, aluminio, hierro, magnesio, calcio y sodio, entre otros.
Estos elementos influyen en las propiedades físicas y químicas de la lava, como su viscosidad, temperatura y color. Existen diferentes tipos de lava, clasificados principalmente en función de su viscosidad. La lava basáltica, por ejemplo, es fluida y de baja viscosidad debido a su bajo contenido en sílice, lo que le permite fluir rápidamente y extenderse sobre grandes áreas antes de solidificarse.
Por otro lado, la lava riolítica es más viscosa debido a su alto contenido en sílice, lo que dificulta su flujo y puede resultar en la formación de domos de lava y flujos más lentos. Cuando la lava alcanza la superficie terrestre, puede tener diferentes formas de emisión. La lava puede fluir como ríos incandescentes, formando flujos de lava que se desplazan lentamente por el terreno, o puede ser expulsada en forma de fragmentos durante erupciones explosivas, generando flujos piroclásticos y lanzando cenizas y fragmentos rocosos al aire.
A medida que la lava se enfría y solidifica, forma rocas volcánicas como el basalto, la andesita, la riolita y la obsidiana, entre otras. Estas rocas pueden presentar una variedad de texturas, desde lisas y vidriosas hasta rugosas y porosas, dependiendo de la velocidad de enfriamiento y otros factores ambientales. La actividad volcánica y la emisión de lava tienen importantes implicaciones geológicas, ambientales y sociales.
Las erupciones volcánicas pueden causar devastación en áreas cercanas, destruyendo hábitats naturales, infraestructuras y comunidades humanas. Sin embargo, también pueden contribuir a la formación de suelos fértiles y paisajes únicos, y son fundamentales para la renovación del paisaje terrestre y la regulación del clima a través de la liberación de gases y partículas a la atmósfera.
Un volca que nos vigila
La Ciudad de México (CDMX) se encuentra ubicada a aproximadamente 70 kilómetros al noroeste del volcán Popocatépetl, uno de los volcanes más activos de México. Aunque esta distancia no coloca a la ciudad en la zona de peligro directo inmediato ante una erupción del Popocatépetl, existen riesgos potenciales que podrían afectar a la CDMX y sus alrededores en caso de una erupción importante.
Los principales riesgos asociados a una erupción volcánica del Popocatépetl para la Ciudad de México, podemos tomar en cuenta los siguientes, los cuales, en mayor o menos medida, ya han sido experimentados por los mexicanos a lo largo del tiempo.
Durante una erupción, el volcán puede expulsar grandes cantidades de ceniza volcánica, la cual puede ser transportada por el viento hacia la Ciudad de México y áreas circundantes. La ceniza volcánica puede causar problemas respiratorios, daños a infraestructuras, sistemas de transporte y afectar la salud de la población. Esta situación enfatiza la vulnerabilidad incluso en la distancia y mueve a la ciudadanía a considerar medidas de precaución.
En caso de que la ceniza llegue a afectar severamente la CDMX, se podrían tomar medidas como la suspensión de clases o actividades al aire libre para proteger a la población. Estos procedimientos ya se han implementado en otras ocasiones, demostrando la capacidad de respuesta de las autoridades ante tales emergencias. Las medidas preventivas y la información oportuna son clave para minimizar el impacto de estos fenómenos naturales en la Ciudad de México.
- Caída de ceniza
Durante una erupción, el volcán puede expulsar grandes cantidades de ceniza volcánica, la cual puede ser transportada por el viento hacia la Ciudad de México y áreas circundantes. La ceniza volcánica puede causar problemas respiratorios, daños a infraestructuras, sistemas de transporte y afectar la salud de la población.
- Flujos piroclásticos
Estos son flujos de gases y material volcánico incandescente que descienden rápidamente por las laderas del volcán durante una erupción explosiva. Aunque la distancia es considerable, existe la posibilidad teórica de que estos flujos piroclásticos alcancen áreas cercanas a la Ciudad de México en caso de una erupción significativa.
- Lahares
Son flujos de lodo compuestos de agua, rocas y ceniza volcánica que se generan durante una erupción volcánica, especialmente cuando la nieve y el hielo en las cimas del volcán se derriten debido al calor generado por la erupción. Si bien los lahares generalmente se mueven a lo largo de los cauces de los ríos en las laderas del volcán, pueden representar un riesgo para las áreas cercanas a los ríos que fluyen hacia la Ciudad de México.
- Interferencia en la actividad cotidiana
Aunque la Ciudad de México no está directamente en la zona de peligro inmediato, una erupción importante del Popocatépetl podría causar temor en la población, afectar la actividad económica y social, así como desencadenar evacuaciones preventivas en áreas cercanas al volcán.
La distancia del desastre
De acuerdo con el Atlas Nacional de Riesgos, elaborado por el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred), la probabilidad de que la lava del volcán Popocatépetl llegue a la Ciudad de México (CDMX) en caso de una erupción es casi nula. Según los cálculos realizados por el Cenapred, en caso de una erupción del Popocatépetl con una probabilidad más alta, se estima que la lava podría extenderse hasta 2 km en dirección norte, este y noreste.
Los estados que más se verían afectados por la lava expulsada por el Popocatépetl serían Puebla, Morelos y el Estado de México. Las entidades que están en mayor riesgo ante una erupción del Popocatépetl son Puebla, Estado de México y Morelos, mientras que en otras cercanas al volcán, como Tlaxcala o la CDMX, el riesgo es menor.
En cuanto a las zonas de la CDMX que podrían verse afectadas, aunque la lava no llegaría a la ciudad, sí podría haber caída de ceniza en ciertas alcaldías dependiendo de la dirección del viento. Las alcaldías que podrían verse principalmente afectadas son Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco, Iztapalapa, Tlalpan y Coyoacán.
Es importante mencionar que estos son escenarios hipotéticos basados en estudios y modelos científicos. En caso de actividad volcánica, siempre se debe seguir las indicaciones de las autoridades de protección civil.