Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, el 18 de enero de 2001 concretó su primera fuga del penal de máxima seguridad de Puente Grande, luego de pasar más ocho años en prisión tras su arresto en 1993, cuando fue sorprendido en la frontera de México con Guatemala.
Salazar Araiza en el libro ‘Los Señores del narco’ de Anabel Hernández, relató lo que vio al ingresar a la celda del entonces prófugo de la justicia, en donde estaban todas sus pertenencias, pues no se pudo llevar todas y quedaron muchas en la zona.
Entre las prendas que se podían ver estaban una almohada color durazno con una funda blanca sin colocar, un cobertor beige oscuro con bordes café, dos sábanas blancas y una colchoneta, además dejó una camisa, un pantalón, una chamarra y unos shorts beige oscuros sin marca, así como una toalla blanca, entre otras cosas.
“Lo primero que observó Salazar Araiza, fue la litera de cemento, en la cama inferior había una almohada color durazno con una funda blanca sin colocar, un cobertor beige oscuro con bordes café, dos sábanas blancas y una colchoneta, en la cama superior ‘El Chapo’ dejó una camisola, un pantalón, una chamarra y unos shorts beige oscuros sin marca, también había una toalla blanca sin marca en la escalera de la litera y la inolvidable gorra beige claro sin logotipo que tanto distingue a Guzmán Loera por las fotografías publicadas cientos de veces en los últimos años, donde se le observa con el uniforme reglamentario de preso”, se lee en el libro Los Señores del Narco.
Otras de las pertenencias que se pudieron ver fueron una sudadera beige oscuro que en la parte inferior tenía marcado con plumón el número 516, su identificación dentro del penal. Además, se pudo observar que estaba su icónica gorra beige que utiliza en las fotos que circulan tras su detención.
“Sobre la litera también se miraba una sudadera beige oscuro que en la parte inferior tenía marcado con plumón el número 516, los dígitos de su desgracia, había tres pares de calcetas blancas, dos camisetas Hugo Boss talla mediana y tres trusas del mismo color y marca”.
‘El Chapo’ era amante de los dulces
Guzmán Loera parecía que convirtió su celda en una tienda de abarrotes, pues en ella apreciaban frituras de diferentes marcas, así como galletas, almendras con chocolate, cereales de chocolate, bolsas de dulces, así como dos piezas de amaranto envueltas en celofán.
“Al lado de la litera había tres repisas para que el preso colocara sus objetos personales, los estantes parecían el mostrador de una tienda de abarrotes, en la repisa superior había frituras como Ruffles, galletas Lara, Canapinas, almendras con chocolate Ricolino, una bolsa de dulces multicolores, cereal cubierto con chocolate y dos piezas de amaranto envueltas en celofán, por supuesto todos estos artículos están prohibidos en el reglamento y por cualquier nutriólogo en su sano juicio”, se lee en libro de Anabel Hernández.