La escasez de agua en la Ciudad de México y su impacto en la economía local son motivo de preocupación para el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). Este fenómeno también prevé una reducción en la producción de alimentos producidos y exportados desde el sector agrícola a nivel nacional, según informó José Domingo Figueroa Palacios, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). La falta de precipitaciones ha generado preocupaciones en cuanto al impacto económico.
Durante una conferencia de de prensa, llamada “Perspectivas Económicas 2024-2025″, Figueroa Palacios destacó que la escasez de agua repercute en la cotidianidad de los negocios afectados, también puede influir en el crecimiento económico de Ciudad de México (CDMX) y en la estabilidad de los precios. La sequía podría desencadenar una serie de retos financieros derivados de la incapacidad para cubrir los costos de producción.
La sequía es una amenaza para el PIB
El IMEF ha alertado que la falta de agua ha comenzado a interrumpir las operaciones de diversos negocios, incluyendo restaurantes y panaderías. Si la tendencia continúa con la falta de lluvias, podría afectar a un nivel profundo la dinámica de crecimiento económico hasta representar una amenaza para el 25% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional que produce el área metropolitana, integrada por la CDMX y el Estado de México.
Ante la priorización del consumo humano del limitado recurso hídrico, se prevé una baja en la producción agrícola de cultivos esenciales como el maíz y la caña de azúcar. Tal escenario podría resultar en un aumento acelerado de carteras vencidas en el sector agrícola, complicando aún más la capacidad de los productores para cubrir los costos de producción y financiamiento. El IMEF sugiere que será necesario reestructurar los créditos al campo y establecer programas de emergencia que aseguren el financiamiento de futuras cosechas.
A pesar de estas circunstancias adversas, el IMEF mantiene una proyección de crecimiento del PIB de 2.4% para 2024, aunque esta expectativa no ha tenido en cuenta aún el impacto completo que la sequía y la falta de agua podrían tener sobre la economía mexicana. Además, la inflación persistente ha llevado a la institución a ajustar su pronóstico de inflación de 4.0% a 4.2%, lo que podría influir en las decisiones del Banco de México respecto a las tasas de interés.