La cosecha de agua ha sido implementada en varios puntos del país con técnicas para captar este recurso durante una lluvia. Además de colocar tinacos en los techos de las casas, existe un método que requiere la utilización de mallas especiales para capturan las diminutas gotas de agua presentes en la atmósfera. Estas estructuras, ubicadas en regiones donde la niebla es abundante, permiten condensar y recoger la humedad del aire en una fuente aprovechable. El mecanismo representa un avance significativo en la búsqueda de soluciones ante la sequía.
El proceso de recolección de agua a través de este método depende de varios factores: la densidad de la niebla y las condiciones meteorológicas, tales como las corrientes de aire. A pesar de que el sistema necesita de una amplia extensión de terreno para su implementación, la eficiencia con la que estas instalaciones convierten la niebla en agua potable o de uso agrícola es notable siempre que se cuente con los dispositivos necesario para esta transformación.
¿Cómo se cosecha la niebla?
La captura de agua de niebla ofrece dos métodos fundamentales: la intercepción natural, a través del dosel de la vegetación, y el uso de estructuras artificiales conocidas como captadores de niebla. Este enfoque innovador se está aplicando en lugares donde el acceso al agua es limitado, como las Islas Canarias y Omán, convirtiéndose en recursos vitales para las comunidades y la fauna local.
En métodos naturales, la vegetación juega un papel crucial al capturar la niebla mediante sus hojas y ramas, permitiendo que el agua se acumule y gotee hacia el suelo, donde puede ser recolectada. A pesar de su eficacia en ciertas áreas, estos sistemas requieren de cisternas de recolección y mantenimiento constante para asegurar su funcionalidad y evitar el impacto negativo en el ecosistema. Por otro lado, las estructuras artificiales se presentan como una alternativa viable, utilizando mallas para captar y canalizar el agua hacia tanques de almacenamiento, también conocidos como paneles atrapanieblas. Estas pueden clasificarse en dispositivos cilíndricos o bidimensionales, adaptándose a variadas necesidades y condiciones climáticas.
La implementación de captadores de niebla representa una solución significativa para la escasez de agua, pero aún enfrenta desafíos. La investigación de 2019, “Evaluación de la cosecha de neblina como una fuente potencial para el aprovechamiento de agua”, publicada por la editorial Abya Yala destaca que, aunque estos sistemas son económicos y fáciles de instalar, pueden enfrentar problemas de estabilidad ante vientos fuertes, lo que plantea la necesidad de optimizar su diseño y resistencia.
La cosecha de niebla podría ser una opción ante la sequía
Los paneles atrapanieblas, sistemas ingeniosos para capturar agua en zonas áridas, requieren una estructura específica para maximizar su eficiencia. La Fundación Aquae, una entidad comprometida con la preservación de recursos hídricos, detalla que la efectividad de estos paneles depende considerablemente de la dimensión de los orificios a través de los cuales se recoge el agua. Los fabricados en plástico son los más comunes y sus poros varían en tamaño según el material utilizado. Esta tecnología se instala preferentemente en alturas que van de los 300 a los 800 metros sobre el nivel del mar, en áreas propensas a fuertes corrientes de viento, optimizando así la recolección de agua atmosférica.
Chile se destaca como la nación vanguardista en la adopción de tecnología para la captación de agua a partir de la niebla, conocida desde los años 60 gracias a la innovación de Carlos Espinosa Arancibia, físico de la Universidad de Chile. Espinosa desarrolló un dispositivo capaz de recolectar agua de las camanchacas, contribuyendo significativamente a la solución de la escasez hídrica en zonas áridas. Este método sido difundido globalmente con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).