“Lamentamos la pérdida de sus familiares”, puede leerse como parte de un mensaje que presuntos miembros del Cártel del Noreste colocaron en una manta en Fresnillo dirigida a David Monreal Ávila, gobernador de Zacatecas.
El pronunciamiento fue colocado sobre una reja, en las calles de la que se considera la ciudad más violenta del país, donde fueron asesinados Juan Pérez Guardado y Jorge Antonio Monreal Martínez, primo y sobrino respectivamente del mandatario.
“Sr. David Monreal Ávila. Gobernador del estado de Zacatecas. Nuestras más sentidas condolencias y nuestro pésame para ud. y su apreciable y respetada familia (sic.)”, son las primeras líneas del texto.
En este sentido, el grupo criminal negó tener cualquier relación con ambos homicidios, condenó los actos e incluso manifestó su disposición para localizar a los autores.
“Nos deslindamos de esos lamentables hechos los cuales no hay perdón de Dios, hechos los cuales los condenamos y les damos nuestra palabra de apoyar para dar con los responsables para que no quede impune. Atte. Cártel del Noreste. Plaza de Zacatecas (sic.)”.
Juan Pérez Guardado fue asesinado la mañana del 7 de febrero a las afueras del Hospital Real de Minas en la colonia Tecnológica. Al momento del crimen, se desempeñaba como director de Desarrollo Social de Fresnillo.
Tres días después, el 10 de febrero, Jorge Antonio Monreal Martínez, también funcionario de Desarrollo Social de Fresnillo y familiar del gobernador, fue víctima de un ataque armado que le quitó la vida en la comunidad de Plateros, a pocos kilómetros de un batallón del Ejército.
Para el 12 de febrero, el fiscal Cristian Camacho Osnaya confirmó el arresto de seis personas presuntamente involucradas con ambos homicidios, de las cuales cuatro habían sido ya vinculadas a proceso.
Aunque el funcionario señaló que los detenidos serían posibles miembros de un grupo delincuencial, no especificó de cuál se trataba.
Bajo esta narrativa, el secretario general de Zacatecas, Rodrigo Reyes Mugüerza, refirió que estos acontecimientos serían una respuesta del crimen organizado “al avance del proceso de pacificación” anunciado por el actual gobierno.
“Está muy claro que fueron dos incidentes planeados y que probablemente fueron pensados como una forma de desestabilizar y tal vez como una forma de poner en duda el avance de la estrategia que llevan a cabo todas las corporaciones”, aseguró Reyes Mugüerza.