Arturo Beltrán Leyva, mejor conocido como ‘El Barbas’, le habría ofrecido a la actriz y cantante Ninel Conde, asesinar a su entonces esposo Juan Zepeda, con el fin de que se comenzaran a ver más seguido, pues sus encuentros no eran de forma constante.
Y es que ‘El Botas Blancas’ habría llegado a obsesionarse con ‘El Bombón Asesino’, por lo que quería verla más seguido, sin embargo, con el paso del tiempo se interesaría en otra mujer del mundo del espectáculo, la conductora Galilea Montijo.
“Arturo Beltrán Leyva quería disponer mejor de la compañía de Ninel Conde, y le habría llegado a decir que si su problema para verse más seguido era su esposo, Juan Zepeda, él podría matarlo, no lo hizo, en realidad el manda más del Cártel de Los Beltrán Leyva, se había aficionado más a otra mujer del mundo del espectáculo”, se lee en el libro de Anabel Hernández ‘Emma y las otras señoras del narco’.
Por ello, el ofrecimiento de ‘Don Arturo’ no pudo concretarse pues al final dejó atrás ese fanatismo, sin embargo, previamente ya lo había privado de su libertad de forma pacífica, sin hacerle daño alguno.
Beltrán Leyva acostumbraba enamorar a las mujeres con costosos regalos, tal y como lo hizo con Conde, sin importarle que tuviera esposo, quien en un acto valiente tuvo la idea de encararlo, por lo que el integrante de ‘La Federación’ ya lo conocía a la perfección.
“Eran un hombre que para todo tenía un precio, e incluso con el estiércol del diablo podía comprar a mujeres angelicales, ‘me gusta porque tiene hue...’, le dijo a Juan Zepeda mientras le clavaba la mirada. Eso no significaba que perdería su interés por Ninel Conde, pero sí que no lo mataría”, se lee.
El Lamborghini que Arturo Beltrán Leyva le habría regalado a Ninel Conde
‘El Botas blancas’ le habría regalado un lujoso automóvil a la cantante, mismo que lo llevó hasta la puerta de su casa, algo que no le gustó a su entonces marido, quien de inmediato fue a reclamarle, sin esperarse que sería secuestrado, pero a los tres días fue liberado.
“‘No sabía que el coche era suyo’, declaró Zepeda y él respondió ‘tómate un trago’. Quienes conocen la historia, afirman que el empresario se quedó en el rancho de dos a tres días, no por su gusto, sino en una especie de secuestro no violento, al final lo soltaron”, escribió Anabel Hernández en su libro.