Mauricio Fina Restrepo, ‘El Gaviota’, el primer narco que se habría ‘robado’ el corazón de Ninel Conde

El capo colombiano le habría dado recursos a la vedette para comprar una casa en una zona exclusiva del Estado de México

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El primer narcotraficante que se habría robado el corazón de Ninel Conde (Infobae)
El primer narcotraficante que se habría robado el corazón de Ninel Conde (Infobae)

Ninel Conde, unas de las actrices y cantantes más importantes durante la década pasada y la antepasada, tendría un pasado oscuro en el narcotráfico de forma indirecta, esto luego de relacionarse con capos como Arturo Beltrán Leyva, sin embargo, antes de él, existió otro, con quien duró varios años de forma intermitente.

Se trataría del narcotraficante colombiano Mauricio Fina Restrepo, ‘La Gaviota’, amigo de Harold Mauricio Poveda, ‘El Conejo’, uno de los principales proveedores de cocaína de los Beltrán Leyva, de quien habría obtenido importantes regalos.

“En dicha denuncia, se afirmó que el primer contacto del ‘Bombón Asesino’ con el narcotráfico, había ocurrido incluso antes de establecer una relación con el hijo de Joan Sebastian, José Manuel Figueroa, se dice que conoció a Mauricio Fina Restrepo, ‘La Gaviota’ y a Harold Mauricio Poveda, ‘El Conejo’, en la información que llegó a la PGR, se afirmó que Ninel Conde tuvo una relación con ‘La Gaviota’ que duró varios años de manera intermitente”.

De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, Mauricio Fina le dio el efectivo con el que habría comprado una propiedad en Lomas de Valle Escondido, una zona residencial exclusiva en Atizapán, además de regalarle camionetas Lincoln y una Porsche Cayenne.

(Instagram/@ninelconde)
(Instagram/@ninelconde)

“‘La señora logró que el señor Mauricio Fina le entregara recursos en efectivo’, se afirma en el anónimo, ‘para la compra de una propiedad en Lomas de Valle Escondido, una zona residencial exclusiva en Atizapán, Estado de México, así como vehículos como camionetas Lincoln y una Porsche Cayenne’”, narró la periodista en su libro ‘Emma y las otras señoras del narco’.

El Lamborghini que Arturo Beltrán Leyva le habría regalado, no era el primer obsequio del narcotráfico, debido a que ya se contaba con esos antecedentes, mismos que fueron expuestos a través de una denuncia anónima a la Seido de la PGR, en la que se le señalaba de lavado de dinero a la actriz.

“El Lamborghini a la puerta no sería el primer obsequio que ‘El Bombón’ asesino habría recibido de narcotraficantes, testigos afirman que desde que comenzó a girar en el mundo de los palenques, las ferias, presentaciones públicas o privadas, le regalaban joyas, relojes y dinero, los presentes venían de narcotraficantes de diferentes niveles y organizaciones criminales, ella les decía ‘sí’ a todos”, se lee en el libro de Anabel Hernández, ‘Emma y las otras señoras del narco’.

(Foto: Instagram/@ninelconde)
(Foto: Instagram/@ninelconde)

Seido abrió carpeta de investigación en contra de Ninel Conde

Fue durante el penúltimo año del sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando la Seido abrió una carpeta de investigación en contra de la vedette, así como sus empleados y socios, a quienes se les acusaba de lavado de dinero, presuntamente proveniente del tráfico de drogas.

Los allegados de Ninel fueron identificados como Rosa María Jiménez, Julio César Aranda Mata, Carlos Gustavo Palomo Ramírez, José Luis Castro Paredes, quienes solamente fueron señalados, pero no se les giró una orden de aprehensión.

“En 2017, el penúltimo año del sexenio de Enrique Peña Nieto, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) de la PGR, abrió la carpeta de investigación FED/SEIDO/UEIORPIFAM-CDMX/0001047/2017, por una denuncia anónima en la que se informó que Ninel Herrera Conde y sus empleados y socios Rosa María Jiménez, Julio César Aranda Mata, Carlos Gustavo Palomo Ramírez, José Luis Castro Paredes y las empresas Producciones y Espectáculos del Centro o Producciones de Espectáculos del Centro, Producciones Nueva Creación, se dedicaban al lavado de dinero, presuntamente proveniente del tráfico de drogas”, se lee en la obra de Anabel Hernández.

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