Las elecciones del 2021 en la Ciudad de México significaron un duro golpe para el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Tras esa derrota electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) citó a Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, donde la regañó y le dijo que eso había pasado por mostrarse moderada.
Tras esto, Sheinbaum habría decidido dar un giro de 180 grados, se despojó de su personalidad y se convirtió en una especie de “robot” que repetía lo que decía el mandatario nacional y actuaba como él lo señalaba.
Así lo asegura el periodista Carlos Loret de Mola en su columna Historias de reportero de este miércoles, titulada En tus manos fui un títere, un títere. En ella, el comunicador explica que AMLO dictó las reglas para la selección del candidato de la alianza de Morena, y Sheinbaum siguió al pie de la letra el guion dictado: ella sería la gran beneficiaria.
AMLO le levantó la mano, le dio el bastón de mando nombrándola la nueva líder de su movimiento. “Y ella sonrió para la foto con la claridad de que su papel era secundario, de comparsa: él seguiría tomando las decisiones, él seguiría dando las órdenes”, señala Loret.
AMLO ofreció puestos en el gabinete, y definió quiénes iban a coordinar las bancadas en el Congreso. También determinó quién fungiría como coordinador de la campaña, y ella “ni chistó”.
Ella se atrevió a pedirle que García Harfuch fuera el candidato a la jefatura de Gobierno de la CDMX. Él primero aceptó, pero luego se arrepintió. “Aunque la humillación fue pública, ella no hizo ni un solo gesto”. AMLO impuso una agenda de 20 reformas que son, en realidad, un plan de gobierno, porque abarcan lo mismo justicia y economía, que agua y vapeadores. Ella salió públicamente a apoyarlas y dijo que las adoptaba como propias.
AMLO anunció que dejaría una lista con recomendaciones de proyectos de infraestructura que no pudo concretar por falta de tiempo, y con ironía, dijo que “estoy seguro que me van a hacer caso”.
En su campaña presidencial, asegura Loret, Sheinbaum no ha podido despojarse de la percepción de que que no tiene personalidad ni un proyecto propio, sino que es una copia “desabrida” de AMLO, “una marioneta manejada desde Palacio”.
El periodista señala que la exjefa de Gobierno está llevando al extremo la estrategia empleada por la mayoría de los morenistas que hoy son gobernadores en los estados, que es la de hacer una campaña con un bajo perfil, dejando que sea la fuerza del presidente la que consiga el triunfo. La diferencia en esta elección, señala, es que la ruta de salida de AMLO ya se ve y ya se siente. “Este 2024 inició bastante turbulento para el presidente y no está claro que llegará a la campaña oficial con la fuerza de procesos electorales pasados. De apuesta segura podría pasar a apuesta arriesgada”, concluye.