Cuál fue la última comida de Porfirio Díaz en México

En 1911 el expresidente mexicano salió del país rumbo a París, Francia

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Porfirio Díaz estuvo en la presidencia de México por 31 años.
Porfirio Díaz estuvo en la presidencia de México por 31 años.

El expresidente Porfirio Díaz es recordado por el avance que tuvo México en materia económica durante su gobierno, pero también por la desigualdad social que impidió aprovechar a todos el progreso.

Finalmente el hartazgo llevó al estallido de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910. Seis meses después, el 11 de mayo de 1911, Díaz renunció a la presidencia y no mucho más tarde dejó el país.

La salida de Díaz de México está fechada el 26 de mayo de 1911, día en que el general partió del Puerto de Veracruz hacia Francia, en donde pasó sus últimos años.

Hasta hoy quedan recuerdos de los pasos del general antes de dejar el país que gobernó por décadas. Uno de los detalles conocidos es dónde comió antes de abordar el barco de vapor alemán Ypiranga.

Porfirio Díaz estuvo en el Gran Café de la Parroquia antes de dejar el país  (Foto: especial)
Porfirio Díaz estuvo en el Gran Café de la Parroquia antes de dejar el país (Foto: especial)

La creencia popular apunta a que el expresidente desayunó en el Gran Café de la Parroquia, un negocio que abrió sus puertas en 1808 y que en la actualidad es una de las visitas obligadas en el puerto veracruzano.

El paso de Díaz tuvo tal impacto que la cafetería tiene en su menú una opción que lleva por nombre Desayuno Don Porfirio, en honor a la última petición que hizo.

La elección de alimentos y bebida de Porfirio Díaz en el Gran Café de la Parroquia fue sencilla: papaya, canilla y un lechero.

De esta combinación destacan la canilla, un pan de textura crujiente, con forma trenzada, cubierto de azúcar caramelizada y el lechero, una mezcla de café y leche caliente.

Porfirio Díaz desayunó canilla, papaya y lechero (Foto: Especial)
Porfirio Díaz desayunó canilla, papaya y lechero (Foto: Especial)

El lechero goza de gran popularidad en la cafetería, en parte por la arraigada costumbre de pedirlo al golpear el vaso con la cuchara.

Sobre la parada que hizo Díaz en este negocio se dice también que lloró al saber que sería la última vez que estaba en suelo mexicano.

La noche previa se llevaron a cabo banquetes, cenas, bailes y fiestas en su honor, después de un turbulento viaje en tren que incluso fue atacado por bandoleros, quienes fueron repelidos por las fuerzas de Victoriano Huerta, encargadas de escoltarlo desde la Ciudad de México a Veracruz junto a su familia.

Es sabido que inicialmente Díaz aprovechó su exilio para recorrer Europa, para luego asentarse en París. En la Ciudad de la Luz dedicaba su tiempo a leer, asistir a la ópera y recibir a sus amistades.

Grabaciones de la época evidencian que el general no dejó atrás las comodidades, sino que paseaba en lujosos carruajes.

Inicialmente se hospedó en el Hotel Vernet, cerca de los Campos Elíseos y luego se mudó a un apartamento para gozar de mayor privacidad.

En su último año de vida su estado de salud fue en declive y de acuerdo con Pablo Serrano Álvarez, la situación lo obligó a aislarse. En ese sentido sus salidas se limitaban a visitar el bosque de Boulogne.

Murió el 2 de julio de 1915 a los 84 años, a causa de insuficiencia cardíaca. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, en París y aunque se ha discutido la posibilidad de repatriación, hasta el momento la iniciativa no ha conseguido apoyo suficiente.

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