En vísperas del Día de San Valentín, la icónica presencia del “jabón chiquito” Rosa Venus en la cultura mexicana cobra relevancia. Este producto, fabricado por La Corona desde la década de 1950, se ha convertido en un clásico, marcando no sólo la rutina diaria de las familias mexicanas sino también dejando una huella única en la celebración del amor.
El aroma inconfundible del “jabón chiquito” ha sido durante décadas un elemento inextricable de la cultura mexicana. A medida que se acerca el Día de San Valentín, este elemento cobra un papel peculiar en la tradición del 14 de febrero, fusionando su historia única con la celebración del amor.
Una trayectoria emblemática
La historia del Rosa Venus se remonta a sus inicios en la fábrica La Corona, fundada en 1920 por Esteban González Padilla. A lo largo de los años, este jabón ha demostrado ser sinónimo de calidad, tradición y precio accesible.
Su presencia en el mercado ha sido tan significativa que actualmente, el 80 por ciento de la producción de jabones de tocador de La Corona corresponde a este producto, con una elaboración anual de aproximadamente 72.6 millones de unidades.
Conexión con el 14 de Febrero
La relación peculiar entre el “jabón chiquito” y el Día de San Valentín se manifiesta de diversas formas. Aunque se ha relacionado humorísticamente con moteles y hoteles de paso, su presencia en estas fechas no necesariamente se traduce en un aumento significativo en las ventas, desmintiendo la creencia popular.
Los mexicanos han tejido una connotación sexual alrededor del jabón, especialmente en memes que circulan en redes sociales durante el 14 de febrero. La frase “hueles a jabón chiquito” se ha convertido en un toque humorístico para insinuar un ambiente romántico en moteles, aunque la realidad es que su consumo está arraigado en los hogares mexicanos.
Expertos respaldan su popularidad
A pesar de las percepciones humorísticas y connotaciones sexuales, expertos en dermatología respaldan el uso del Rosa Venus, destacando sus propiedades beneficiosas para la piel. Su bajo nivel de acidez y capacidad para humectar la piel lo convierten en una elección popular para el lavado diario de cutis, siendo ideal incluso para remover el maquillaje.
El “jabón chiquito” Rosa Venus, más allá de ser un elemento esencial en la higiene personal, se ha convertido en un símbolo arraigado en la cultura mexicana. Su presencia en el mercado, su relación con hoteles de paso y la diversidad de tamaños y presentaciones demuestran que este clásico producto sigue siendo parte integral de la vida cotidiana y de las festividades, especialmente en la temporada de San Valentín.
En el Día de San Valentín, mientras algunos bromean con el “jabón chiquito”, otros lo ven como un recordatorio de la rica historia de un producto mexicano que ha perdurado a través del tiempo.