Chuy Montana, el exponente de corridos tumbados asesinado en Tijuana, confesó que le cobraban piso por cantar

A dos días del sangriento asesinato de Jesús Nolberto Cárdenas Velásquez, mejor conocido como Chuy Montana, su noticia ha seguido dando de que hablar, luego de que se compartiera un video en el que se le escucha decir que llegó a pagar piso por cantar en la calle, esto cuando aún no era tan famoso.

Por medio de redes sociales circuló un video del podcast conocido como ‘Smokecast’, en el que mientras tiene una charla con los comediantes Pancho Estrada y Ricky G, a quienes les comenta que en una ocasión, desconocidos le quitaron dinero para dejarlo trabajan en la zona.

“‘Tenías que dar mordida, o ¿cuánto te pedían de mordida?’, dijo Ricardo González, ‘depende, we, del dinero’, ‘pero quién te lo quitaba, ¿la migra o quién?’, dijo Ricky, ‘no, pues como te voy a decir carnal. Llagaba un vato en un patín eléctrico con chanclas, ¿qué onda pa’, ya pagaste’, argumentó el joven”.

A pesar de no dar datos de sus extorsionadores, Chuy dijo que era una persona que circulaba a bordo de un patín eléctrico, la que llegaba y le preguntaba si ya había hecho su aportación obligatoria.

El asesinato se registró sobre la carretera libre Playas de Rosarito-Tijuana, en la ya mencionada demarcación, donde se habla de que el ahora occiso previamente había sido privado de su libertad.

Derivado de la terrible hallazgo del cadáver del joven de tan solo 19 años de edad, el sello discográfico Street Mob Records emitió un mensaje en el que lamentó el asesinato del artista al enviar sus condolencias a sus familiares.

“En nombre de Street Mob Records, lamentamos profundamente el fallecimiento de nuestro colega y hermano Chuy Montana. Nos familiarizamos con su familia en este momento de dolor. Solicitamos amablemente comprensión y respeto por parte de los medios en este difícil momento”, se lee en un comunicado emitido por Street Mob Records.

De acuerdo con datos de las autoridades, Chuy habría sido privado de su libertad a bordo de un vehículo, en el cual lo traían esposado y comenzaron a torturarlo, pero en el trayecto pudo escapar de sus agresores, al lanzarse desde un automóvil en movimiento.

Finalmente, al caer de la unidad, sus captores le dispararon en repetidas ocasiones, dejándolo sin signos vitales a los pocos minutos, debido a que una de las balas se internó en su cabeza.

En la escena del crimen, las autoridades encontraron por lo menos cinco casquillos percutidos, los cuales fueron recolectados por el personal de la Fiscalía General del Estado de Baja California, mientras que el cuerpo se lo llevó el Servicio Médico Forense.