El origen del Gran Hotel de la Ciudad de México, considerado como una joya de la arquitectura mexicana de finales del siglo XIX, se remonta a transformaciones importantes en el futuro de la CDMX y del país entero durante el porfiriato.
Dicho inmueble ha sido testigo de periodos e intervalos de modernización, migraciones, disconformidades sociales y un amplio catálogo de eventos sociales del país. El edificio hoy en día es considerado uno de los más hermosos del territorio mexicano.
El Gran Hotel Ciudad de México tiene una historia que se inicia en 1526, cuando el sitio era la residencia de Rodrigo de Albornoz, Contador Real. A finales del siglo XIX, específicamente en 1895, el francés Sebastián Robert adquirió el terreno con el objetivo de transformarlo en el primer centro comercial del país.
Su construcción se llevó a cabo durante el Porfiriato, destacándose por su inmejorable ubicación. Un distintivo del hotel es su impresionante vitral estilo Tiffany, creado por el francés Jacques Gruber en 1908, considerado uno de los cuatro más grandes a nivel mundial, y un ícono del Art Nouveau. Finalmente, en 1968, abrió sus puertas como el Gran Hotel Ciudad de México, marcando un referente en la hotelería del país.
En un comienzo fue pensado para que funcionara como una refinada tienda departamental que sería conocida como el Centro Mercantil, ubicado en el corazón del Zócalo capitalino.
Historia del Centro Mercantil
Durante la época dorada de las tiendas departamentales, surgió una inspiración marcada por los “Grands Magasins de París”, establecimientos que destacaban por su arquitectura suntuosa, digna de un museo o un palacio. Entre estos colosos del comercio se encontraban las Galerías Lafayette, Le Bon Marché y el Bazar del Hotel de Ville, que no solo eran centros de compra sino también emblemas de la elegancia y el arte urbanos.
Esta influencia trascendió fronteras, marcando el inicio de una era en la que las tiendas buscaban ser mucho más que simples lugares de transacción, convirtiéndose en íconos arquitectónicos y culturales. El 2 de septiembre de 1899, el Centro Mercantil abrió sus puertas, marcando un antes y después en la arquitectura comercial de la época, bajo el gobierno del presidente Porfirio Díaz.
Dicho edificio se caracterizaba por un diseño Art Nouveau, destacando por sus vitrales refinados, herrerías y barandillas de gran delicadeza, junto a robustas columnas de estilo románico. Las escaleras eran de tipo imperial, añadiendo una majestuosidad única, mientras que las fachadas opulentas proyectaban una imagen de grandeza y lujo.
El Centro Mercantil fue ideado por el visionario francés Sebastien Robert. Este empresario comenzó su incursión en el mundo de los negocios desde algo tan modesto como un cajón de ropa en el Portal de las Flores, en el corazón del Centro Histórico. Con el tiempo, el establecimiento se convirtió en un referente para la moda y productos importados de Europa, colocándose como un punto de encuentro para quienes deseaban adquirir artículos exclusivos y de gran calidad.
Cuáles son los hoteles de más lujo en CDMX
Entre los hoteles más lujosos de CDMX están los siguientes:
Four Season Hotel México
Este hotel se destaca como uno de los alojamientos de lujo más prestigiosos y costosos de la capital mexicana. Ha sido el elegido por numerosas celebridades internacionales como su residencia durante sus visitas a la ciudad, consolidándose así como un verdadero icono de la hospitalidad de alto nivel.
The St. Regis Mexico City
Ubicado en la prestigiosa avenida Paseo de la Reforma, The St. Regis Mexico City se eleva imponente con sus 31 pisos, enmarcado por los sitios más emblemáticos de la Ciudad de México. Las habitaciones del hotel, conocidas por sus amplias ventanas que van del piso al techo y elegantes baños de mármol, representan solo una parte del atractivo de este lugar.
Además de su alojamiento de lujo el hotel ofrece a sus huéspedes una piscina techada con impresionantes vistas a la ciudad, un spa para una experiencia de relajación total y una exquisita oferta gastronómica destacada por la Table Krug, la cual se presenta en su página web como una experiencia culinaria francesa sin parangón.