La obesidad es una de las principales enfermedades no transmisibles del país. Durante las últimas semanas de 2023, esta condición afecto a 812 mil 100 mexicanos, de acuerdo con el Boletín epidemiológico de la semana 52 . Respecto a los casos de cáncer en el país, cada año se contabilizan 195 mil 500 en sus diferentes tipos, según los reporte de la Secretaría de Salud (SSA). Ambos padecimientos recuden de forma significativa la calidad de vida de las personas.
El sobre peso y la obesidad son condiciones ligadas a factores de riesgo modificables como el sobrepeso y la obesidad. Estos últimos se relacionan con al menos 13 tipos de cáncer diferentes, incluyendo el de mama y colon. Esta información cobra especial relevancia ante la proximidad del Día Mundial Contra el Cáncer, conmemorado el 4 de febrero, en un esfuerzo por promover la detección temprana y la prevención.
Al respecto, el cirujano bariatra José Antonio Castañeda, quien cuenta con una experiencia de más de 15 años en el tratamiento de pacientes con obesidad y en cirugía laparoscópica avanzada, explicó para Infobae México que es imposible señalar con exactitud por qué una persona desarrolla cáncer mientras que otra no, pero los estudios han coincidido en que la obesidad contribuye al desarrollo y progresión de al menos 13 tipos de cáncer, como el de mama, colorrectal, hepático, del endometrio, riñón, páncreas y esófago.
La obesidad y el cáncer están más unidos de lo se piensa
La obesidad está vinculada al desarrollo y progresión de varios cánceres debido a mecanismos como la inflamación crónica y el daño al ADN. José Antonio Castañeda, un destacado cirujano bariatra con amplia experiencia en el manejo de obesidad y cirugía laparoscópica avanzada, señala la importancia de abordar este riesgo modificable para combatir el cáncer. El especialista explicó que en investigaciones recientes sugieren que la obesidad altera el tejido adiposo de manera que podría fomentar el desarrollo de tumores.
Además, relacionando el exceso de tejido adiposo con una mayor resistencia a la insulina y producción de estrógeno, ambos factores de riesgo para ciertos tipos de cáncer. Al respecto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC) explica que una persona con obesidad tiende a experimentar niveles de insulina mayores a los normales, también un incremento de hormonas sexuales, lo que conlleva una creciente posibilidad de tener esta enfermedad.
Castañeda estima que, por el solo hecho de tener obesidad, hay un 30% de riesgo de padecer cáncer en el futuro. El bariatra considera que debido a un porcentaje tan alto, es necesario realizarse estudios con regularidad para evitar un diagnóstico tardío. De esta forma, un candidato a la cirugía bariátrica podría aprovechar sus beneficios sin lidiar con más complicaciones relacionadas a esa condición.
La relación entre la obesidad y un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer ha sido sustancialmente documentada en recientes estudios. Entre los más afectados se encuentran el cáncer de endometrio, donde las personas con obesidad grave son siete veces más propensas a desarrollarlo comparadas con individuos sin sobrepeso u obesidad. Otros tipos de cáncer con una incidencia significativamente mayor en personas con exceso de peso incluyen el adenocarcinoma de esófago, cáncer cardias gástrico, cáncer de hígado, cáncer de riñón, y cáncer de páncreas, entre otros. Estos hallazgos subrayan la importancia de mantener un peso saludable como medida preventiva contra diversas formas de cáncer.
Los datos estadísticos presentados en los CDC indican que, además del cáncer de endometrio y adenocarcinoma esofágico, las personas con obesidad leve o sobrepeso también enfrentan riesgos elevados. Por ejemplo, el riesgo de desarrollar cáncer de ovárico y de mama posmenopáusico incrementa proporcionalmente con cada aumento de cinco unidades en el índice de masa corporal (IMC). Por otro lado, de manera contraintuitiva, un peso mayor se asocia con un riesgo ligeramente menor de cáncer de mama premenopáusico, resaltando la compleja relación entre el peso corporal y los riesgos de diferentes tipos de cáncer
Cáncer de mama: una amenaza ligada a la obesidad
En México, el cáncer de mama es uno de los más comunes relacionados a la obesidad. Existe una correlación significativa entre el sobrepeso y la obesidad y una mayor incidencia de cáncer de mama en mujeres mexicanas. Este análisis retrospectivo resalta cómo estas condiciones metabólicas, caracterizadas por el desequilibrio en el almacenamiento y gasto de lípidos, así como por la resistencia a la insulina, podrían influir en la respuesta al tratamiento y la supervivencia de las pacientes, de acuerdo con un estudio publicado en International Journal of Molecular Sciences.
La investigación destaca que la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en este grupo de estudio no es menor, con un Índice de Masa Corporal (IMC) promedio de 29. Estas condiciones se asocian a estadios más avanzados de la enfermedad al momento del diagnóstico, lo que sugiere diagnósticos menos favorables comparados con poblaciones de otros países. El estudio arroja luz sobre la relación entre el índice L/M, los antígenos CEA y CA 15-3 y el tipo molecular del cáncer de mama, subrayando cómo estos marcadores pueden indicar una mayor actividad tumoral y afectar la eficacia del tratamiento en estadios clínicos más avanzados.
“La obesidad se ve más en mujeres, el 52% de la población total con este problema, mayores de 50 años”, aclara Castañeda. En los casos que se llega a desarrollar cáncer, el de mama y ovario son los más usuales, de acuerdo al especialista. Por esa razón, el especialista sugiere mantener un control estricto en la frecuencia con las que una mujer acude a realizarse estudios.
Los expertos enfatizan la necesidad de adoptar estilos de vida saludables como un método eficaz para reducir el riesgo de cáncer. Esto incluye una alimentación balanceada, ejercicio regular, y la gestión apropiada del peso corporal. A pesar de la creciente conciencia sobre los riesgos asociados con la obesidad y el sobrepeso, las tasas de estas condiciones continúan en aumento a nivel global, lo que representa un desafío significativo para la salud pública.
Una alimentación saludable reduce la obesidad y previene el cáncer
Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación balanceada y actividad física regular, junto con la abstención de alcohol y tabaco, son estrategias clave para mitigar estos riesgos. Además, la cirugía bariátrica emerge como una opción efectiva para aquellos casos seleccionados, demostrando una reducción significativa del riesgo de desarrollar cáncer en un estudio realizado por la Universidad de Cincinnati, el cual encontró que por cada 10% de reducción en el peso corporal, el riesgo de cáncer disminuía en un 14%.
Castañeda enfatiza la importancia de buscar orientación profesional para manejar el sobrepeso y obesidad de manera efectiva, poniendo de manifiesto los beneficios para la salud y la longevidad. En específico, el especialista considera que los niños necesitan una formación nutricional en las escuelas, como una clase más de un programa educativo básico. De esa manera, al crecer, sabrían cuales alimentos son sanos.
En complemento con lo anterior, el cirujano bariatra también reconoce que el mejor método para evitar la obesidad y prevenir el cáncer ligado a esta condición es hacer ejercicio y mantener una dieta saludable. Tener una vida sana, también implica entender que los milagros nunca ayudarán. En su lugar, “es necesario acudir a información fidedigna y conocer los tratamientos oportunos para cada caso”.
La creciente adopción de dietas ricas en carnes rojas y procesadas, junto a un decremento en el consumo de alimentos protectores como granos, legumbres, frutas y verduras, ha contribuido a un aumento en los riesgos de cáncer en América Latina. Este cambio en los hábitos alimenticios, sumado a un incremento en las dietas altas en energía que fomentan la obesidad, incluida la infantil, plantea desafíos significativos para la salud pública. La implementación de políticas orientadas a reducir la exposición a estos factores de riesgo desde la infancia y la juventud se perfila como una estrategia crucial en la prevención del cáncer, según expertos en salud, de acuerdo con un estudio publicado en Salud Pública México.