Durante los últimos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador y algunos de sus antiguos colaboradores han estado en el ojo del huracán. Esto luego de que los periodistas Anabel Hernández y Tim Golden publicaran reportajes en donde señalan al actual líder del Ejecutivo de haber recibido 2 millones de dólares del Cártel de Sinaloa, dinero que presuntamente habría destinado para su campaña presidencial del 2006.
Uno de los datos que más destacan de ambas piezas periodísticas es su sustento, pues sus autores refieren que la información fue obtenida de una investigación que la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York y la Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) realizó entre 2010 y 2011 en contra de López Obrador.
También destaca que, aunque el morenista acusó a ambos comunicadores de no tener pruebas, Hernández sostiene que tiene testimonios de una persona cercana a él y un miembro del Cártel de Sinaloa que demuestran que si recibió dinero del narco.
Todo ello ha generado más preguntas que respuestas, como: ¿El presidente estuvo enterado de este presunto trato? o, si las autoridades estadounidenses tienen pruebas en contra de los antiguos colabores del líder del Ejecutivo, ¿por qué no los detuvieron?
Dos colaboradores de AMLO habrían sido interrogados por EEUU
De acuerdo con InSight Crime y nuevos datos presentados por Anabel Hernández en su artículo ‘¿Qué pasó con la investigación a la campaña 2006 de AMLO?’ el pasado 1 de febrero, dos de los presuntos personajes que participaron en la negociación con el Cártel de Sinaloa sí se enfrentaron a las autoridades de Estados Unidos.
Se trató del empresario Emilio Dipp Jones y de Mauricio Soto Caballero, actual miembro del congreso nacional del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). El primero habría salido libre tras corroborar algunos datos, el segundo se habría convertido en el personaje principal de la investigación.
La nueva información refiere que Soto Caballero reconoció que el dinero fue entregado por la Organización Beltrán Leyva (OBL), entonces aliados del Cártel de Sinaloa.
También reveló a la DEA que el destino final del mismo habría sido Nicolás Mollinedo Bastar, mejor conocido como ‘Nico’, una de las personas más cercanas al líder del Ejecutivo que trabajó junto a él como su chofer personal y coordinador de logística de campaña.
Entonces, las autoridades de EEUU habrían ofrecido a Soto Caballero dos opciones: cooperar con ellos o enfrentar las consecuencias de sus actos. Así, en 2011, lo habrían convencido de intentar conseguir las declaraciones que confirmaran la participación de ‘Nico’.
“Los agentes convencieron a Soto para que llevara un micrófono durante un par de encuentros con Nico. (...) La primera vez, según los investigadores, la grabación fallo. La segunda vez, funcionó”, apunta InSight Crime.
El resultado no fue el que esperaban. Aunque durante el encuentro realizado en Ciudad de México, Mollinedo presuntamente aceptó vínculos con el Cártel de Sinaloa, para llevar a cabo una acusación o judicialización requerían una confesión explícita. Un nuevo problema acababa de surgir.
Falta de tiempo
InSight Crime señala que ‘Nico’ nunca fue detenido por falta de tiempo.
La DEA tenía poco tiempo para desenredar la red de conexiones, pues las elecciones presidenciales del 2012 estaban cerca y el pazo de prescripción para acusar a personas ya había pasado, por lo que al final se decidió por concluir la investigación.
“No tenían rastro del dinero, solo una serie de testigos presenciales y alguna información corroborada de una conversación grabada. Y lo más grave de todo es que la política del caso había cambiado”, señala la fundación.
El documento fue sellado y nadie se enteró de la investigación. Por su parte, se dice que Soto Caballero quedó libre con la advertencia de que si volvía a cometer algún delito iría a prisión.
En días recientes ‘Nico’ rechazó los reportajes.
En cuanto a la acusación de haber sido el receptor del dinero del narco, señaló que esa no era parte de su función como encargado de logística. Mucho menos la de Soto Caballero, quien, dijo, tenía un cargo menor.
“No fue real, es algo insólito, yo no soy ni era la persona para recibir dinero. El mismo Tim dice que las grabaciones no sirven y que por eso desechan el caso. Las cosas políticas, los tratos de quién va a ser candidato, eso no se ve en logística”, declaró en entrevistas concedidas a Milenio y Julio Astillero.