En el rico mundo de la comida en México, los tlacoyos, los sopes y el huarache con bistec son como auténticos tesoros gastronómicos que reflejan la diversidad y la riqueza cultural del país.
Estos platillos, arraigados en la historia y la tradición mexicanas, ofrecen una experiencia aperitiva y muy bonita por ser única que ha cautivado a comensales tanto locales como internacionales a lo largo de los siglos.
Los tlacoyos, venerados como uno de los platillos más antiguos de México, tienen su origen en las antiguas civilizaciones prehispánicas que poblaron la región.
Los sabrositos pequeñitos
El término “tlacoyo” deriva de la palabra náhuatl “tlaoyo”, que se traduce como “empanada de maíz desgranado”. Estos deliciosos antojitos están elaborados a partir de masa de maíz nixtamalizado, que se rellena con una variedad de ingredientes como haba, frijol o requesón.
Su forma ovalada y su versatilidad en cuanto a los rellenos los han convertido en una opción culinaria atemporal que ha perdurado a lo largo del tiempo, y de otros platillos.
Por otro lado, los sopes también se remontan a la era prehispánica y se cree que fueron concebidos por los antiguos toltecas como una forma práctica de transportar carne de venado durante sus expediciones.
Estos platillos consisten en una base de masa de maíz aplastada y cocida en un comal, que se cubre con frijoles, carne, lechuga, crema, queso y salsa al gusto.
La combinación de sabores y texturas en los sopes ofrece una experiencia culinaria excepcional que ha cautivado los paladares de generaciones enteras de mexicanos.
La preparación del “clásico”
En cuanto a su preparación, el huarache con bistec comienza con una base de masa de maíz nixtamalizado mezclada con agua y sal, que se moldea para obtener una textura suave y maleable.
El bistec de res se corta en cubitos o tiras y se cocina hasta alcanzar un dorado perfecto, para luego ser colocado sobre la masa de maíz. Se añaden frijoles refritos, cebolla blanca picada y cilantro fresco como aderezos, y se puede complementar con otros ingredientes como queso fresco, lechuga, salsa y crema para realzar aún más su sabor y textura.
Estos platillos, con sus raíces profundamente arraigadas en la historia y la cultura mexicanas, continúan deleitando los sentidos y alimentando el alma de quienes tienen el placer de saborearlos.
El origen del especial con bistec
El huarache con bistec, una creación más contemporánea que se remonta a la década de 1930 en la Ciudad de México, se ha convertido en un ícono de la gastronomía mexicana.
Se atribuye su invención a Carmen Gómez Medina, una comerciante ambulante cuya astucia culinaria dio origen a este delicioso platillo.
La historia cuenta que la inspiración para el huarache surgió de una solicitud peculiar de un carnicero, ya que este deseaba que un bistec se sirviera sobre un tlacoyo, pero sin que la carne sobresaliera de la masa.
Carmen, con su ingenio característico, extendió la masa de maíz para crear una base alargada y delgada, que recordaba la forma de una suela de huarache, de ahí su nombre.