Las vidas de aquellos que se dedican al narcotráfico están marcadas por un gran número de vivencias que serían difíciles de olvidar para cualquier persona. Sin embargo, algunas situaciones suelen ser más recordadas que otras, sobre todo cuando su supervivencia o la de sus seres queridos están en juego. Tal es el caso de Sandra Ávila Beltrán, mejor conocida como la ‘Reina del Pacífico’, quien dejó claro en más de una ocasión que nunca podrá olvidar el secuestro de su único hijo.
Los hechos sucedieron el 18 de abril de 2002. De acuerdo con los reportes periodísticos de aquella fecha, José Luis Fuentes Ávila, hijo de la narcotraficante reconocida, se encontraba en un gimnasio del fraccionamiento en el que vivía cuando hombres encapuchados y armados irrumpieron en el lugar y lo privaron de la libertad.
En aquella época se dieron a conocer pocos detalles sobre el hecho, como que, en su desesperación, Ávila Beltrán acudió a presentar una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia de Jalisco.
También se supo que los secuestradores de Fuentes Ávila, de entonces 15 años de edad, habían exigido un pago de 5 millones de dólares por su liberación, es decir, aproximadamente 47 millones 500 mil pesos mexicanos de acuerdo con el tipo de cambio de dicho año (1 dólar= 9.50 pesos mexicanos).
Años más tarde, mientras se encontraba recluida en el penal de Santa Martha Acatitla, la ‘Reina del Pacífico’ relató al periodista Julio Scherer García de manera más detallada cómo fue el secuestro de su hijo y cuánto pagó finalmente por su liberación.
18 días secuestrado
En su libro ‘La Reina del Pacífico: es la hora de contar’, Scherer dio a conocer que Ávila Beltrán no sabía la razón detrás del secuestro de su hijo, pues aseguró no deberle nada a nadie. Su angustia duró 18 días.
“No me repondré del secuestro de mi hijo. Personas a mi servicio conectadas con el exterior participaron en el crimen. Fueron 18 días, 18. No tocaron a mi hijo, pero las consecuencias fueron las de un shock. Era un jovencito, casi un niño”, relató al fundador de Proceso poco después de su detención, registrada en febrero de 2007.
De acuerdo con su relato, la ‘Reina del Pacifico’ se encontraba en la Ciudad de México cuando sucedieron los hechos. Al enterarse, inmediatamente tomó un vuelo a Guadalajara y se reunió con su madre en dicho estado.
“El secuestro fue a las 6 de la tarde. A la medianoche, los plagiarios pidieron 5 millones de dólares por la vida de mi hijo. Dijeron que no era nada personal, que sólo se trataba de un negocio. Y si de dinero se trataba, yo podía conseguirlo y volver a tener a mi niño”, recordó.
En su obra, Scherer señaló que Ávila Beltrán confirmó que su hermano fue el responsable de conseguir el dinero para pactar el rescate. La narcotraficante también aseguró que, después de negociar, el rescate se pactó en 1 millón y medio de dólares (14 millones 250 mil pesos mexicanos).
Sin embargo, algunos medios señalan que el rescate realmente se concretó en 3 millones de dólares.
“Después de las negociaciones, brutales en sí mismas, mi hermano se ocupó de eso. Por medio del celular siguió las instrucciones en un coche. La carretera a Chapala fue el punto de partida”, relató a Scherer.
A las 6:00 horas del 5 de mayo de 2002, Ávila Beltrán recibió una llamada telefónica: su hijo se encontraba en casa de madre, a dónde arribó sólo en un taxi.
“Mi hijo nos contó que cuando se lo llevaron no lo habían golpeado. Seis personas armadas lo levantaron. (...) Nunca le quitaron la venda y mi hijo nunca intentó verlos. Yo habría rezado para que no los viera por esas historias que se cuentan: el que ve, pierde la vida”, agregó.