La mañana del 28 de enero, visitantes del Parque La Huasteca en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León, reportaron la aparición de un mensaje amenazante supuestamente colocado por miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En una de las paredes de la Presa Rompepicos, una pinta en color azul expresaba: “CJNG. Vamos por Santa”. Pese a que los muros del lugar se han caracterizado por los grafitis que ahí quedan plasmados, dicha leyenda resaltaba del resto por anunciar la aparente incursión del cártel de las cuatro letras en la demarcación.
A diferencia de otras organizaciones criminales del norte del país, la presencia del CJNG en territorio neoleonés es relativamente reciente, pues fue confirmada a finales de 2021 por el entonces secretario de Seguridad, Aldo Fasci.
Reportes del gobierno estadounidense retomados por la prensa local refieren que, en los últimos años, este cártel ha logrado adentrarse en el Área Metropolitana de Monterrey.
En este sentido, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) reveló en 2020 que Nuevo León es uno de los principales estados en los que el CJNG realiza operaciones financieras para blanquear sus ganancias del tráfico de drogas.
Sumado a lo anterior, en julio de 2023 se dio a conocer que el CJNG habría establecido una alianza con la facción de Los Metros del Cártel del Golfo, grupo que durante los primeros días de 2024 presumió su llegada a Nuevo León por el municipio de Doctor Coss, en la región oriente, luego de abatir a comandos del Cártel del Noreste (CDN).
Pese a estos indicios, hasta el momento de la presente publicación no hay reportes oficiales sobre la amenaza encontrada recientemente en la presa de La Huasteca. Además, conviene resaltar que en años anteriores el CDN colocó mensajes amenazantes en el Área Metropolitana de Monterrey haciéndose pasar por el CJNG.
Estas narcomantas aparecieron en diversos puntos de la región en junio de 2019 y amenazaban a Esteban Alejandro Cantú Montes, director de la Agencia Estatal de Investigaciones, con “tomar todo el estado” si no dejaba de “proteger” a organizaciones como el Cártel del Golfo.
Aunque el conjunto de 11 mensajes tenía la firma del CJNG, un operativo posterior de la AEI llevó a que un presunto sicario perteneciente al CDN confesara que había sido esa estructura delictiva la que imprimió los mensajes en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y los colocó en Nuevo León con la intención de responsabilizar al cártel de las cuatro letras y calentar la plaza.