La fascinante mente de los animales: consciencia, resolución de problemas e interacción con humanos

OPINIÓN I Su proceso mental sería entendido también como la capacidad de realizar soluciones a problemas que el entorno les presenta

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Una mujer joven comparte un momento agradable con su perro, un golden retriever, en un bar pet-friendly (Imagen ilustrativa Infobae)
Una mujer joven comparte un momento agradable con su perro, un golden retriever, en un bar pet-friendly (Imagen ilustrativa Infobae)

Cada vez es más común encontrar textos acerca de la vida mental de los animales. Si éstos piensan y cómo es su pensamiento, si sueñan, cómo sienten y cómo interactúan con los seres humanos. La etología, la antrozoología, la biología e incluso las ciencias del cerebro abordan este tema de forma cada vez más recurrente.

Desde la filosofía también se ha hecho. En la antigüedad, fue principalmente Aristóteles quien colocó la cuestión de la naturaleza de los animales y su forma de vida dentro del estudio filosófico. Después de él, una larga cantidad de filósofos han dedicado una parte de su obra al estudio de la mente de los animales (ya sea que afirmen si estos la tienen o no). Muchas veces incluso como aspecto necesario, pero tangencial en la cuestión de la naturaleza humana.

Para comprender el lugar que han ocupado las reflexiones e investigaciones sobre animales debe comprenderse primero que la filosofía ha buscado entender qué es el ser humano de manera particular, es decir, lo que nos diferencia del resto de cosas que nos rodean. De forma clara se comenzó diciendo que la mente y el pensamiento es aquello que tenemos como especie y que ningún otro ser posee.

La cuestión se complicó cuando se problematizó que los animales pueden reaccionar a estímulos del entorno e interactuar con él de distintas maneras. Ejemplo de esto se encuentra en la anécdota acerca del perro de Crisipo, en la cual un perro que busca una presa en un camino que se trifurca, después de olfatear las dos primeras vías sin aparente resultado, continúa por el tercer camino sin detenerse a olfatear.

La tigresa herida 'Tihrulia' juega con el perro 'Tara' en las instalaciones del Centro de Rescate de Animales Salvajes, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en la aldea de Chubynske, región de Kiev, Ucrania, 25 de enero de 2024. Los rescatistas del Centro de Rescate de Animales Salvajes brindan tratamiento médico y encontrar nuevos hogares en el extranjero para los animales salvajes que sufrieron la guerra. REUTERS/Valentyn Ogirenko
La tigresa herida 'Tihrulia' juega con el perro 'Tara' en las instalaciones del Centro de Rescate de Animales Salvajes, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en la aldea de Chubynske, región de Kiev, Ucrania, 25 de enero de 2024. Los rescatistas del Centro de Rescate de Animales Salvajes brindan tratamiento médico y encontrar nuevos hogares en el extranjero para los animales salvajes que sufrieron la guerra. REUTERS/Valentyn Ogirenko

Una de las cuestiones que estudia la filosofía es la de la propia mente, el pensamiento del sujeto que piensa. En esta problemática surge la cuestión de las “otras mentes”, es decir, acerca de la mente de otros seres humanos, a las cuales no se tiene un acceso empírico directo. Es decir, no podemos saber en primera línea, si la persona frente a mí tiene pensamientos tal como yo los tengo.

Por ello, quiero dar un salto enorme en la historia del pensamiento filosófico y pasar de los griegos al filósofo australiano Peter Godfrey-Smith, el cual menciona de manera interesante y precisa que, si de lo que se trata es estudiar a las otras mentes, la mente de los cefalópodos sería la más otra de todas.

Una forma de abordar el conocimiento acerca de la mente de los animales consiste en comprenderlos como organismos dentro de un entorno en específico, en el cual han evolucionado para adaptarse y sobrevivir. La mente, en este sentido sería entendida como la capacidad de realizar soluciones a problemas que el entorno les presenta. Por lo tanto, la cuestión de la mente sería una manera de abordar el pensamiento y la forma del pensamiento.

Un leopardo de las nieves observa desde el interior de una jaula, después de ser capturado en las llanuras del sur de Nepal y llevado al zoológico central, lo que, según los expertos en vida silvestre, es raro para el animal que se encuentra en mayor altitud, en Katmandú, Nepal. Enero 26, 2024. REUTERS/Navesh Chitrakar
Un leopardo de las nieves observa desde el interior de una jaula, después de ser capturado en las llanuras del sur de Nepal y llevado al zoológico central, lo que, según los expertos en vida silvestre, es raro para el animal que se encuentra en mayor altitud, en Katmandú, Nepal. Enero 26, 2024. REUTERS/Navesh Chitrakar

Así, lo que desarrollaré en escritos periódicos consiste en una serie de reflexiones filosóficas acerca de la mente animal y la manera en que esta se presenta. Para ello abordaré cuestiones centrales en la filosofía como el cuerpo, el lenguaje, la interacción entre mente y mundo, la percepción y una manera de proponer y fundamentar un tipo de pensamiento que no emplee el lenguaje como medio. Es decir, pensar sin lenguaje.

Estas cuestiones son la base de mis estudios de doctorado en filosofía y de los aprendizajes que recibo de parte de mis profesores y de los diálogos en filosofía de la mente animal que se desarrollan en la actualidad en distintas áreas de investigación en latinoamérica y el resto del mundo.

Semblanza: Rodrigo Cervantes. Estudiante del doctorado en filosofía contemporánea en la BUAP. Estudiante de DCV en la UNAM. Mis áreas de estudio principales son la filosofía de la mente y la ciencia, la filosofía del lenguaje y la fenomenología.

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