Las madres de los líderes de cárteles de droga mexicanos suelen mantener un perfil bajo, evitando la atención pública y los medios de comunicación, sin embargo, las figuras maternas en algunas organizaciones criminales pueden llegar a ejercer influencia en las decisiones y estructuras.
Históricamente las madres de los capos del narcotráfico son tratadas como “sagradas” y, para protegerlas, se trata a toda costa de mantener sigilo sobre detalles de sus vidas, al tiempo que las autoridades la mayoría de las veces también se manejan con discreción.
Uno de estos ejemplos es el de Hermelinda Quintero, madre del narcotraficante Rafael Caro Quintero, cuyo deceso de ésta se registró el jueves 25 de enero en la ciudad de Guadalajara.
La madre del exfundador del Cártel de Guadalajara y exlíder del Cártel de Caborca tuvo un bajo perfil, pues a diferencia de María Consuelo Loera López ―la fallecida madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán―, no se conocen detalles como su edad y ni siquiera hay una imagen que deje constancia de cómo era físicamente.
Originaria de Badiraguato, Sinaloa, Hermelinda Quintero se casó con Emilio Caro Payán y de este matrimonio tuvieron once hijos, de los cuales se conoce la identidad de Miguel Ángel Caro Quintero; José Gil Caro Quintero, alias Don José, El Pelo Chino o Jogil; y Carlos Caro Quintero. Del total de vástagos, el llamado “Narco de narcos” fue el mayor de los varones.
A decir de periodistas que han documentado al originario de la comunidad de La Noria, Hermelinda Quintero era ama de casa y su esposo se dedicaba a la ganadería y la agricultura.
La familia que forjaron Hermelinda y Emilio se caracterizó por las carencias, pues las infancias de sus hijos transcurrieron en medio de la pobreza y tuvieron educación limitada, o al menos así fue en el caso del pionero del narco mexicano, quien sólo llegó hasta el sexto año de primaria.
La familia de Hermelinda Quintero cultivaba maíz, frijol y trigo pero, cuando su esposo falleció, Rafael Caro tuvo que hacerse cargo del negocio y de su familia cuando sólo tenía 13 años de edad.
A los 16 años salió de su comunidad natal hacia Caborca, Sonora, pero no se sabe si con esta decisión dejó a su madre atrás. Luego a los 18 se convirtió en conductor de camiones y conoció a Pedro Avilés Pérez, un narcotraficante que lo introdujo en el cultivo de la marihuana. Tiempo después se aliaría con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo para fundar al hoy extinto Cártel de Guadalajara.
En 1985, Caro Quintero fue arrestado por su implicación en el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, así como por numerosos otros cargos relacionados con el narcotráfico. Fue condenado y pasó 28 años en prisión en México antes de ser liberado en 2013 debido a un tecnicismo legal. No obstante, fue buscado de nuevo por la justicia mexicana y la estadounidense tras su liberación.
Caro Quintero estuvo prófugo hasta su recaptura en 2022. Durante su tiempo en libertad, se le atribuyó la continuación de actividades relacionadas con el narcotráfico. Su vida ha estado marcada por la violencia, el poder dentro de las organizaciones delictivas y una larga batalla legal que ha tenido repercusiones internacionales, incluyendo tensiones en la relación entre México y Estados Unidos.
Desde ese tiempo y hasta ahora hay una brecha de vacío de información sobre Hermelinda Quintero, pero su nombre resonó de nuevo la noche del jueves, cuando se dio a conocer la noticia de su deceso.
De acuerdo con información de Riodoce, la familia de Caro Quintero trasladará el cuerpo de la matriarca a Culiacán este viernes, sin brindar detalles adicionales sobre los arreglos funerarios. Además, tampoco se supo sobre cuáles fueron las causas de muerte.