INAH encuentra milenarios vestigios prehispánicos ocultos en una cueva a 200 metros de altura

El hallazgo se logró en la Cueva del Tesoro ubicada en Cadereyta, Querétaro

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INAH encontró vestigios prehispánicos en una cueva en Querétaro (Foto: INAH/Jesús E. Medina)
INAH encontró vestigios prehispánicos en una cueva en Querétaro (Foto: INAH/Jesús E. Medina)

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció el hallazgo de milenarios vestigios prehispánicos ocultos en una cueva de Cadereyta, Querétaro. Se trata de diversos artículos con una antigüedad aproximada de mil 900 años.

Los objetos estaban en una galería dentro de la Cueva del Tesoro localizada a 200 metros respecto al fondo de una cañada. Fueron encontrados por integrantes de la Asociación de Espeleólogos de Querétaro.

Luego de que el Centro INAH Querétaro fue notificado sobre el hallazgo, los arqueólogos Carlos Viramontes Anzures, Jesús Eduardo Medina Villalobos y Ricardo Leonel Cruz Jiménez ascendieron con la guía del espeleólogo Paulo Campos. Para llegar a la galaría se internaron 200 metros a través de un estrecho pasadizo.

En la cueva encontraron instrumentos de caza que, de acuerdo con los resultados de un estudio de radiocarbono, que datan del periodo comprendido entre el 7 a 132 d.C. Esto significa que se conservaron por cerca de dos milenios.

Los instrumentos de caza se preservaron por cerca de dos milenios en la cueva queretana (Foto: INAH/Jesús E. Medina)
Los instrumentos de caza se preservaron por cerca de dos milenios en la cueva queretana (Foto: INAH/Jesús E. Medina)

Las herramientas de caza localizados son un átlat (de 51.5 centímetros de longitud), dos dardos fragmentados (de 66 y 79 centímetros) y un par de maderos modificados (de 135 y 172 centímetros), que se cree fueron utilizados en labores de excavación.

El buen estado de conservación de los vestigios está relacionado con la sequedad de la Cueva del Tesoro. Sin embargo, el motivo por el que los instrumentos quedaron en sitio recóndito es un misterio que será despejado en futuros estudios.

En este momento los artículos están en el Centro INAH Querétaro a donde fueron trasladados embalajes con fibras de polietileno, plástico burbuja, película plástica y placas de espuma de polietileno, tal como recomendó la conservadora Paula García Reyes.

Las escenas de cacería prehispánica en Querétaro

La presencia de instrumentos de caza prehispánicos en la Cueva del Tesoro no es un caso aislado en Querétaro. Los arqueólogos a cargo del estudio de estos vestigios refirieron al INAH que en 2023 se identificaron una decena de sitios con escenas de cacería.

Los elementos de caza de la Cueva del Tesoro no son los únicos en su tipo encontrados en Querétaro (Foto: INAH/Jesús E. Medina)
Los elementos de caza de la Cueva del Tesoro no son los únicos en su tipo encontrados en Querétaro (Foto: INAH/Jesús E. Medina)

Las primeras herramientas de caza fueron localizados por Cynthia Irwin-Williams a finales de la década de 1950 mientras excavaba la Cueva El Tecolote, en Tequisquiapan. Entre los restos que encontró había puntas de proyectil.

Décadas después, en 1989, especialistas del INAH hallaron elementos similares en Mesa de León, un lugar ubicado cerca de la Cueva del Tesoro donde en 2023 fueron encontrados un átlat y varios artículos más.

Previo a estos hallazgos el conocimiento sobre los habitantes prehispánicos dedicados a la caza y recolección se basó en información del siglo XVI, que llevó a concebir a los primeros pobladores como bárbaros.

INAH encuentra restos de un bebé prehistórico en una cueva en Nuevo León

Fuera de Querétaro los hallazgos en cuevas también han atraído la atención. Por mencionar uno, en la cueva prehistórica La Morita II en Nuevo León fueron encontrados restos óseos con antigüedad aproximada de 2 mil 500 a 3 mil años, así como fragmentos de cestería, textiles y fibras.

Los elementos óseos identificadosa son falanges de la mano, metatarsianos de los pies, un cúbito, varias costillas y piezas dentarias sueltas pertencientes a un bebé y dos adolescentes.

Es importante considerar que una de las costumbres de las sociedades autóctonas del noreste de México era el sacrificio de bebés y niños. En particular se sacrificaban neonatos cuando sus madres morían en el parto o minutos después de dar a luz y en caso de nacimientos gemelares, al recién nacido considerado menos apto; los niños que tenían signos de mal formación o defectos congénitos también eran sacrificados.

Las sepulturas de los infantes era escondidas en sitios apartados. Esto explica por qué había restos humanos en La Morita II, donde además de los huesos de un bebé y adolescentes, fueron localizados restos de niños que vivieron hace 3 mil años.

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