El caso de la jirafa Benito sin duda acaparó la atención de México y el mundo gracias a la difusión y presión que ejercieron ciudadanos y animalistas, quienes tras nueve meses de omisiones y desdén de autoridades de Chihuahua y federales, lograran que el ejemplar no muriera congelado en el Parque Central de Ciudad Juárez y fuera trasladado al santuario Africam Safari, en Puebla.
Pero la lucha porque los animales en cautiverio tengan una vida digna no termina con el triunfo en este caso, sino que abre la puerta para que la unión de los mexicanos puede lograr otro milagro: el rescate de la elefanta Ely, quien desde hace más de una década vive recluida en el Zoológico de San Juan de Aragón, en la Ciudad de México.
Se trata de una elefanta africana de 37 años que durante 25 años creció explotada y maltratada en el Circo de los Hermanos Vázquez y que desafortunadamente vive aislada en un espacio muy reducido, pese a que su especie en su hábitat natural está acostumbrada a vivir en grandes manadas y a recorrer largas distancias. Aunado a ello, se trata de una especie en peligro de extinción y, pese a ello, no se le ha dado la oportunidad de reproducirse. Si bien es cierto que en 2023, llegó a acompañarla la elefantita Gipsy, la socialización de Ely y su ánimo no han dado señales de mejoría.
Ely vive en cautiverio, enferma y sin ánimos
A Ely la llaman ‘la elefanta más triste del mundo’ debido a que su decaído estado de ánimo es evidente para los visitantes de este zoológico. Animalistas como Diana Valencia, del colectivo ‘Abriendo Jaulas & Abriendo Mentes’ han denunciado en reiteradas ocasiones la importancia de que la inquilina de Aragón esté con los suyos, pues el cautiverio está afectando severamente su salud física y mental.
En una petición de change.org, la activista relata que Ely tiene lesiones, infecciones y enfermedades crónicas, como dermatitis ulcerosa agrietada, hiperqueratosis en la piel y uñas, plantas agrietadas, molestias en la pata trasera derecha debido a una fractura que sufrió en sus espectáculos; además tiene una fístula en la mandíbula debido a que en el circo usaban bullhook con ella, un gancho con el que sus entrenadores les golpean para condicionar su comportamiento, es decir, para que hagan trucos.
El estado de ánimo de la elefanta también esta severamente afectado por las condiciones en las que vive en el zoológico, pese a que la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México asegura que el recinto “cuenta con la capacidad instalada para el cuidado y la atención de ambas elefantas” y que “Ely recibe los cuidados necesarios para garantizar su bienestar”, según informó en un comunicado de mayo de 2023.
Ely vive en un espacio hecho de concreto, por lo que sus articulaciones y patas reciben demasiada presión y estrés, males que también padecía cuando estaba en el circo. Diana Valencia también dijo que a la elefantita se le ha visto comerse sus propias heces y golpeando su cabeza y colmillos contra los barrotes y paredes. “La falta de estimulación mental y social es quizás lo que tiene el mayor impacto. Ely manifiesta horas y horas de comportamiento estereotipado. Estos comportamientos repetitivos llamados zoochosis son el cerebro de Ely que intenta hacer frente a la falta de estimulación mental, física, ambiental y social”, denunció la animalista en su petición.
El caso de Ely está en la Suprema Corte
Debido a las condiciones deplorables en que se encuentra Ely, Valencia y otros activistas consiguieron en el año 2018 que el Santuario de Elefantes Brasil volteara a México y pusiera atención a su caso, por lo que dio a conocer que las puertas de su recinto estaban abiertas para el ejemplar de San Juan de Aragón e incluso se ofreció a costear todo el traslado; sin embargo, las autoridades de la CDMX no lo autorizaron.
Por ello, en 2021 la organización civil ‘Va por sus derechos’ comenzó un litigio para que Ely sea considerada ‘una persona no humana sujeta a derechos y obligaciones’ y así se le pueda rescatar de las condiciones en que vive en el zoológico; sin embargo, un juez desechó el caso por considerar que el trasladarla a un santuario no era necesariamente sinónimo de que viviría mejor.
Entonces, el caso de Ely llegó en 2023 hasta los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) quienes deberán analizar si realmente el cautiverio la está afectando física y mentalmente y si se están violando sus garantías al no permitirle ser llevada a Brasil con los de su especie, sin embargo, la discusión del tema sigue parado por dos razones, la primera, los tiempos de los integrantes del Poder Judicial y, la segunda, es un caso que involucra ‘derechos de los animales’, una figura que aún no reconocida en nuestro país pese a la presión de activistas.