La jirafa Benito, tras vivir bajo condiciones climáticas extremas en el Parque Central de Ciudad Juárez, Chihuahua, fue reubicada con éxito al santuario Africam Safari en Valsequillo, Puebla.
Esta acción se llevó a cabo luego de que una intensa campaña liderada por colectivos y ciudadanos bajo la campaña #SalvemosABenito, capturara la atención nacional.
Fue por esta presión que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ordenó el traslado, que se concretó exitosamente la madrugada del martes 23 de enero, tras un trayecto de más de 30 horas por tierra.
El proceso de traslado de la jirafa a su nuevo hogar no estuvo exento de dificultades, enfrentando obstáculos burocráticos por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y una notoria falta de acción por parte del Gobierno de Chihuahua.
Fue el alcance viral de su historia lo que eventualmente llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador a involucrarse, acelerando la movilización de Benito hacia un ambiente más propicio en Africam Safari.
Integrantes del colectivo “Salvemos a Benito”, así como otros activistas, desempeñaron un papel crucial en la defensa del bienestar del animal, evidenciando la vulnerable situación en la que se encontraba.
Y es que imágenes de Benito que circulaban en internet suscitaron consternación y se tornaron en un llamado a la acción que resonó en diversos sectores de la sociedad.
La historia de Benito reitera la importancia de iniciativas civiles en la conservación y el cuidado animal, pero Benito, jirafa macho de tres años de edad, no ha sido el único mamífero de su especie que se ha ganado el corazón de los juarenses.
Y es que durante las dos primeras décadas de los 2000 la jirafa Modesto se convirtió en un auténtico ícono para los habitantes de Ciudad Juárez.
Si bien Modesto ha sido usado para ejemplificar el porqué Benito no debía habitar en Juárez, lo cierto es que la ya fallecida jirafa tuvo una larga vida de más de 20 años, pues pudo adaptarse al clima extremo de la ciudad fronteriza y a sus condiciones.
Teniendo un año de edad, Modesto llegó a Juárez en 2001 y el Parque Central fue su hogar durante toda su vida, desde entonces miles de juarenses y turistas acudían al parque atraídos por la jirafa como principal atractivo.
No solamente era posible verle de lejos, pues también estaba permitido alimentarlo, por lo que la convivencia más estrecha y la hermosura del animal propició que Modesto fuera muy querido por los habitantes.
Con el paso de los años, la jirafa contó con el cariño de los juarenses y vivió siendo procurado por un cuidador exclusivo, además de que era sometido constantemente a revisiones para monitorear su estado de salud, lo que sin duda ayudó a que tuviera una vida de dos décadas en el Parque Central, considerando que una jirafa en estado salvaje llega a vivir hasta 25 años.
Las zanahorias eran su “plato” favorito, pero las personas solían llevarle todo tipo de verduras y otros alimentos que no estaban recomendados para la ingesta de Modesto, pues podía poner en riesgo su salud, como cuando algunos visitantes le brindaron frituras conocidas como “Cheetos”.
Tras 21 años de ser “un juarense distinguido”, finalmente el miércoles 1 de junio de 2022 el ejemplar falleció a causa de un infarto fulminante registrado a las 5:00 de la mañana, lo que llenó de tristeza a los ciudadanos que crecieron visitándolo.
Modesto fue enterrado en el mismo lugar en donde vivió todos esos años y a su ceremonia de despedida acudieron cientos de personas con flores, globos, pancartas y dibujos. Su cadáver fue expuesto al público tapado con una lona gruesa y sobre ella, se colocó una carpa para evitar que le diera el sol.
Tras la muerte de la jirafa, el lugar se convirtió en un altar comunitario, pues las personas acudían a llevar flores y distintos obsequios para recordarlo, incluso la administración del parque consideró erigir una estatua de bronce en memoria de Modesto.
Aún en vida y justo como ocurrió con Benito, los defensores de animales pugnaban por la reubicación del mamífero a un sitio con mejores condiciones climáticas y espaciales, lo cual no sucedió.
Y es que Ciudad Juárez cuenta con frío y calor extremo, lo cual no favorece a las condiciones óptimas de un animal de esa especie, así como el hecho de que nunca le fue adaptada una casa especial para su comodidad.