Éste es el primer corrido dedicado a un traficante mexicano que se escribió durante el Porfiriato

Antes de que se popularizaran las canciones sobre los grandes cárteles, un reconocido contrabandista de Tamaulipas tuvo su propio corrido

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Fotografía que presuntamente corresponde a
Fotografía que presuntamente corresponde a Mariano Reséndez, un reconocido traficante de Tamaulipas de finales del siglo XIX. (Universidad de Texas)

Aunque hoy día son ampliamente populares los corridos que narran la vida y actividades de miembros del crimen organizado, este tipo de composiciones en México son rastreables hasta finales del siglo XIX.

En los tiempos actuales, capos como Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán son de los más mencionados en canciones de este género. No obstante, el primer traficante cuyas andanzas quedaron registradas en un corrido ni siquiera tenía negocios relacionados con drogas.

Se trata de Mariano Reséndez Garza, conocido con el alias de ‘El Contrabandista’, un líder criminal que durante su corta vida estuvo reiteradamente bajo la mira del gobierno de Porfirio Díaz.

En su libro Cantar a los narcos, Juan Carlos Ramírez Pimienta expone que Reséndez Garza fue un temido contrabandista que nació en 1860 en el rancho Charco Escondido, a unos 40 kilómetros de Reynosa, Tamaulipas.

Supuesta fotografía de Mariano Reséndez.
Supuesta fotografía de Mariano Reséndez. (Américo Paredes/Universidad de Texas)

Su familia contaba con inversiones en distintas industrias, como la ganadería, la agricultura y el comercio. Además, era dueña de un almacén en donde se podían adquirir diversos productos nacionales e importados.

No obstante, Mariano Reséndez decidió amasar su propia fortuna desafiando a las autoridades a través del comercio ilegal de productos textiles provenientes de Estados Unidos.

“Traigo una pana muy fina y un casimir de primera, y una buena carabina, éntrenle ‘ora que hay manera”, dice el primer corrido escrito en su honor. Aunque se presume que este tema nació a finales del siglo XIX, la primera grabación conocida es la del dueto de Timoteo Cantú y Jesús Maya en Nuevo Laredo, aproximadamente en 1948, según investigaciones de Américo Paredes, un escritor y profesor de la Universidad de Texas fallecido en 1999.

La canción, titulada Mariano Reséndez, narra las influencias que este contrabandista tenía en la región centro y norte de Tamaulipas.

Corrido de Mariano Reséndez. (Captura
Corrido de Mariano Reséndez. (Captura del libro 'A Texas-Mexican cancionero' de Américo Paredes).

“Empleados de San Fernando no son más que alburuzeros, dejan pasar contrabandos por agarrar maleteros [...] Empleados de Matamoros, esos de banda primera, aquí les traigo licores dentro de mi cartuchera”.

Las investigaciones de Ramírez Pimienta refieren que Reséndez tenía alianzas con servidores públicos, incluidos agentes de la aduana de Reynosa, para contrabandear y distribuir la mercancía traficada a sus tiendas.

Dado que Reséndez era percibido como un ícono de la resistencia civil contra el gobierno porfirista, su captura no fue sencilla.

En abril de 1887, el embajador de México en EEUU, Matías Romero, solicitó la ayuda de aquel país para monitorear las actividades de ‘El Contrabandista’.

Su corrido señala que el encargado de arrestar a Reséndez habría sido el coronel Nieves Hernández, aunque él en realidad habría quedado relegado de la planeación debido a sus nexos con el traficante.

Los Alegres de Terán son
Los Alegres de Terán son los intérpretes de una de las versiones más conocidas del corrido de Mariano Reséndez. (Spotify)

El 23 de noviembre de 1887, Reséndez fue sorprendido por un operativo encabezado por el general Eulalio Vela. Los militares lo rodearon en su casa de Charco Escondido. “En su rancho que era El Charco, día martes desgraciado, no pudo el hombre salvarse porque amaneció sitiado”, versa la canción.

Pese a que lo cazaron desarmado, Reséndez se negó a entregarse a otra persona que no fuera Nieves Hernández, creyendo que éste lo ayudaría. No fue así.

Los militares llamaron a Hernández y, una vez que Reséndez quedó bajo su resguardo, lo entregó a las fuerzas del entonces gobernador de Nuevo León, Bernardo Reyes. La idea era trasladarlo a la ciudad de Monterrey, pero lo asesinaron en el camino.

“Las fuerzas de Tamaulipas a Nuevo León lo entregaron, luego que lo recibieron en el acto lo mataron. Porque le tenían miedo, que recibiera algún cargo, lo mataron entre medio de Agualeguas y Cerralvo”, expone el corrido.

El cuerpo de ‘El Contrabandista’ fue sepultado en el panteón local de Agualeguas el 30 de noviembre de 1887. Tras su muerte, según refiere el corrido, los agentes federales por fin pudieron dormir en paz:

“Empleaditos de Guerrero, a todos los traigo en lista, ya no morirán de miedo, se acabó ‘El Contrabandista’. Empleados de el Encinal, de San Fernando y de Méndez, duerman a pierna tendida, ya mataron a Reséndez”.

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