En el Palacio de Cortés de Cuernavaca, Morelos hay un entierro en el que por 50 años se pensó estaba la osamenta de Juan Leyva, un monje español; no obstante, una investigación a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reveló que en realidad los restos óseos corresponden a alguien más.
“Entierro encontrado in situ de un hombre con las vértebras deformadas. Tradicionalmente se afirma que puede tratarse del monje Juan Leyva, que sirvió a la Marquesa doña Juana de Zúñiga de Arellano, esposa de Hernán Cortés y residente de este palacio”, se podía leer en la descripción de la ventana arqueológica en la que está exhibido.
Antropólogos físicos del INAH, Pablo Neptalí Monterroso Rivas e Isabel Bertha Garza Gómez, descartaron que sea la osamenta del religioso. Esto como resultado de una investigación histórica y evaluación del estado del entierro.
Los especialistas identificaron en la osamenta características que no corresponden a una persona de sexo masculino, en particular la forma del cráneo y la pelvis. Pero estos no fueron los únicos elementos que llamaron su atención.
La postura fue un segundo indicador de la identidad de la persona enterrada en el Palacio de Cortés, ya que está en decúbito lateral sobre el costado izquierdo, con las extremidades flexionadas hacia la región torácica, características ligadas a un entierro indígena.
Sumado a ello el cráneo tiene una modificación intencional asociada a un tipo craneano tabular erecto típico de comunidades prehispánicas. El rasgo está particularmente relacionado con los tlahuica, una tribu azteca que fundó su señorío y tecpan en la colina de Cuauhnáhuac.
En ese sentido el INAH determinó que los restos óseos no corresponden a Juan Leyva sino a una mujer tlahuica prehispánica que tenía entre 30 y 40 años, con estatura aproximada de 1.47 metros.
La edad y altura de la mujer fueron determinadas a partir del análisis del desgaste dentario, cierre de suturas craneanas y medición del húmero.
Previo al análisis físico de la osamenta, los antropólogos tenían sospechas de que la persona enterrada no era un monje, en especial porque sería inusual que un clérigo haya sido sepultado fuera de su comunidad y que su entierro no cumpliera con los cánones católicos de la época.
Los secretos descubiertos en entierro de mujer tlahuica de Palacio de Cortés
Durante la investigación encontraron restos óseos que no pertenecen a la mujer tlahuica. Se trata de piezas dispersas pertenecientes a un infante y un subadulto que forman parte del entierro.
Los antropólogos reportaron también el hallazgo del húmero de un cérvido adulto. Es posible que este elemento haya sido utilizado como herramienta.
El análisis del entierro fue parte de un proyecto de reestructuración del Palacio de Cortés emprendido luego de que el 19 de septiembre de 2017 el inmueble resultó dañado por un sismo. En 2023 el recinto reabrió, esta vez bajo el nombre de Museo Regional de los Pueblos de Morelos.
Palacio de Cortés tiene gran valor histórico por ser una de las edificaciones más antiguas del siglo XVI. Fue construida bajo la dirección de Hernán Cortés con materiales de las construcciones tlahuicas y mano de obra indígena.
El conquistador lo mandó a construir con el fin de tener un espacio apropiado para su esposa, la marquesa Juana Zúñiga Ramírez de Orellano y su hijo Martín Cortés. La propiedad fue heredada a miembros de la familia de generaciones subsecuentes.
Sin embargo, el palacio terminó en el abandono y en los siglos subsecuentes fue Cárcel Real y Palacio de la República. Fue hasta 1971 que el INAH restauró el sitio para recuperar su forma original.