En la tercera semana de enero de 2024, los consumidores de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana se enfrentan a un desafío económico considerable, ya que los precios del jitomate han alcanzado niveles alarmantes.
En los primeros días de enero de este año, estaba a los 15 pesos, pero a tres semanas, se ha registrado hasta los 70 pesos por kilogramo, según un informe reciente de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Según el análisis “¿Quién es quién en los precios?” de la Profeco, el kilogramo de jitomate bola ha experimentado un aumento significativo, oscilando entre 37 y 70 pesos en el período comprendido entre el 15 de enero y la fecha actual.
Este fenómeno ha generado preocupación entre los consumidores, quienes ahora enfrentan la difícil tarea de ajustar sus presupuestos familiares para hacer frente a estos incrementos en el costo de un producto básico.
¿Cuál es el precio promedio?
El informe revela que en algunas tiendas de autoservicio, el jitomate tipo bola de Sinaloa se vendió en promedio a 55 pesos por kilo, mientras que el jitomate saladette alcanzó un precio promedio de 50.9 pesos por kilogramo, llegando incluso a comercializarse a 59 pesos.
Cabe recordar que la semana pasada, el precio en la CDMX, en la Central de Abasto de la alcaldia Iztapalapa, la caja de 12 kilos está en 530, lo cual daba un precio por kilogramo de 44 pesos.
Esta disparidad en los precios pone de manifiesto la volatilidad del mercado de frutas y verduras, que experimentó un aumento del 11% en los precios durante el año 2023, según el director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya.
Anaya advirtió que la presión en ciertos productos continuará, atribuyendo esta tendencia a factores como la temporalidad, el cambio climático y las sequías. Estos eventos climáticos extremos han impactado negativamente la producción de alimentos, afectando directamente los precios y la disponibilidad en el mercado.
La situación refleja la vulnerabilidad del sistema alimentario ante condiciones climáticas adversas, subrayando la necesidad de estrategias a largo plazo para abordar la resiliencia del sector agrícola. Además, destaca la importancia de la transparencia en la cadena de suministro y la regulación efectiva por parte de las autoridades para proteger los intereses de los consumidores.