Estos son los capos de la vieja guardia le pagaban ‘impuestos’ al Gobierno para operar en México

Un informante que quiso mantener su identidad en el anonimato, reveló a la periodista Anabel Hernández, los nombres de los narcotraficantes que pagaban sus ‘impuestos’ para poder operar en México, en el traslado de la droga, al hablar de los primeros que se dedicaron a este negocio ilícito.

Entre los narcotraficantes que se encargaban de pagar sus impuestos, estaban Manuel Salcido Uzeta, ‘El Cochiloco’, Pancho Amarillas, Eduardo ‘Lalo’ Fernández, el cubano Alberto Sicilia Falcón, Pedro Avilés Pérez, Pedro Díaz Parada, ‘Don Neto’ Fonseca Carrillo, los legendarios Quintero Payán, Miguel Ángel Félix Gallardo, así como un joven Ismael ‘El Mayo’ Zambada que apenas comenzaba con el negocio de la droga.

“En los años del control, entre los que pagaban sus impuestos estaban Manuel Salcido Uzeta, ‘El Cochiloco’, Pancho Amarillas, Eduardo ‘Lalo’ Fernández, el cubano Alberto Sicilia Falcón, Pedro Avilés Pérez, Pedro Díaz Parada, ‘Don Neto’ Fonseca Carrillo, los legendarios Quintero Payán, Miguel Ángel Félix Gallardo, Pablo Acosta Villarreal, Juan José Esparragoza Moreno e Ismael Zambada García”, relató la periodista Anabel Hernández en su libro ‘Los Señores del Narco’.

Cabe mencionar que esa etapa se dio desde el sexenio de Luis Echeverría hasta el de López Portillo, mientras que al mandato de Miguel de la Madrid, se le denominó como la renovación moral, a pesar de ser casi los mismos funcionarios de las pasadas administraciones.

“La etapa de los años del control va desde los años de Echeverría hasta 1982, con la diferencia de que con López Portillo las cantidades de droga ya eran importantes, en el sexenio de Miguel de la Madrid comenzó a cambiar todo, la renovación moral, Miguel de la Madrid inició su sexenio en 1982 bajo el eslogan de la renovación moral, muchos de los funcionarios del sexenio de Echeverría y López Portillo ocupaban cargos del nuevo Gobierno”, escribió Anabel Hernández.

José López Portillo fue el primero en aceptar la presencia del narcotráfico en el país, debido al exponencial crecimiento de algunos de los capos, a tal grado de que fueron perdiendo el control de ellos, pues algunos funcionarios fueron quedándose el dinero que ellos aportaban.

La PJF, se quedaba con una parte del dinero recaudado de los ‘impuestos’ a los narcotraficantes, con el cual buscaba pagar las armas, las oficinas, el equipo y el sueldo de los ayudantes, por lo que buscaban que a estos no le llamaran sobornos, sino como una aportación.

“En la Policía Judicial Federal cada coordinación se quedaba con una parte de ese dinero para pagar las armas, las oficinas, el equipo y el sueldo de los ayudantes, madrinas, no eran sobornos, era un impuesto autorizado desde el más alto nivel de Gobierno, aclaró el informante”, se lee en la obra de Anabel Hernández.