Cuando se piensa en autismo una de las imágenes más comunes que vienen a la mente es la de un niño que no presta atención, que no mira a los ojos. En parte esto se debe a que por décadas miles de casos de mujeres autistas pasaron desapercibidos.
Por muchos años se pensó que la prevalencia era de 4 a 1: cuatro hombres por cada mujer con autismo. Fue hasta 2007 que en la estadística se contempló un 3 a 1.
Particularmente en México un estudio realizado por Autism Speaks y la Clínica Mexicana de Autismo (CLIMA) en 2016 apuntó a que 1 de cada 115 niños es autista, así como que por cada 5 casos 4 de ellos son hombres y 1 es mujer.
Sin embargo, los más recientes avances en el estudio de esta condición llevaron a que hoy algunos expertos consideren que por cada 2 hombres con autismo hay una mujer. Incluso varios especialistas consideran que la prevelencia es la misma.
Detrás de la falsa creencia de que el autismo era considerablemente menos común entre mujeres está un sesgo de género. Miles de mujeres en México fueron diagnosticadas como autistas hasta la edad adulta y muchas, tienen esta condición sin saberlo.
De ésto y más platicó en exclusiva con Infobae México, Danae Vázquez Hernández, psicóloga especialista en evaluación diagnóstica y terapéutica del espectro autista.
La psicológa reconoció que diagnosticar a una niña con autismo es un reto porque no muestran los mismos signos que un niño y las pruebas estandarizadas están basadas en la conducta autista en hombres.
“Todas las pruebas que nosotros utilizamos para diagnóstico están hechas a partir de muestras masculinas, entonces eso no nos ha ayudado porque la mayoría de niñas y mujeres no puntúan”, destacó.
Por qué el autismo en mujeres pasa desapercibido
El autismo es una condición del neurodesarrollo, posiblemente asociado a factores genéticos. De acuerdo con Danae Vázquez, se caracteriza por alteraciones persistentes en la comunicación e interacción social y los patrones repetitivos de comportamiento e intereses desde la infancia.
Estos signos están presentes en todos los casos del espectro. Sin embargo, no se manifiestan de la misma manera en niñas que en niños. Una niña autista puede no ser identificada como tal debido a que sus intereses se camuflan con los de otras niñas sin la condición.
“Puede ser una niña que le gusta estar muy pulcra, muy arreglada, que le gusta la moda, que tenga absolutamente todo de su artista favorito. Está dentro de lo normal en cuanto a lo que esperamos”, explicó la especialista.
Sin embargo, la diferencia entre una niña autista y una que no, es la intensidad de sus intereses. Las personas con esta condición tienden a tener un interés intenso por algunos temas.
Los patrones repetitivos de las niñas neurodivergentes también son distintos a los de niños en la misma situación. Mientras los niños autistas frecuentamente son incapaces de sostener la mirada y sus patrones repetitivos son evidentes, en el caso de las niñas no siempre es así.
Estar cruzando los brazos y las piernas, estar dando vueltas al cabello o jugando con accesorios que estén utilizando, como aretes y anillos, son sólo algunas de las conductas repetitivas de niñas autistas.
Las niñas con autismo generalmente también sostienen la mirada debido que, a diferencia de muchos niños, tienen un gran interés social. En el caso de aquellas que no se sienten cómodas sosteniendo la mirada, llegan a utilizar un estrategia para aparentar que sí lo hacen.
Danae Vázquez detalló que la estrategia consiste en mirar a la frente, en vez de a los ojos, para que las personas no se den cuenta de que están evitando el contacto visual.
Por otra parte, la experta señaló que el autismo suelo ser asociado a desfases en el desarrollo cuando muchas veces en las niñas es lo contrario.
“A veces incluso tener las habilidades desarrolladas a temprana edad puede ser un foquito y muchas veces pensamos que nada más son los desfases del desarrollo ¿no? Pero muchas de las niñas empiezan a hablar a temprana edad, empiezan a leer a temprana edad”, manifestó.
Una característica más asociada al autismo en niñas es la ansiedad de rendimiento. La psicóloga sostuvo que “la mayoría tienen este sentimiento de querer ser perfectas”.
No obstante, en un principio este signo pasa desaparecibido incluso en la escuela, que es un entorno en el que es muy evidente.
“En la escuela también pasa desapercibido porque creen que es algo emocional, que es una niña tímida, que está muy enfocada a sus estudios. Entonces nosotros comúnmente aceptamos este tipo de perfiles y decimos: es la niña perfecta”, mencionó la especialista.
Mujeres con depresión y ansiedad, la consecuencia de la desinformación sobre el autismo
Las mujeres con autismo suelen desarrollar ansiedad a temprana edad, algunas incluso desde niñas. Aunque lo más común es que aparezca cuando son adolescentes.
La adolescencia es también una etapa en la que las mujeres autistas desarrollan depresión. En ambos casos la exigencia social es un factor desencadenante.
De ahí que un diagnóstico temprano es indispensable para garantizar una buena calidad de vida. El enfoque actual de la atención psicológica dirigida a niñas autistas se centra primordialmente en el ámbito social.
“Estamos trabajando más la reciprocidad social, que comparta con los otros, que disfrute de las actividades y darle algunas herramientas para desarrollar habilidades adaptativas o de aprendizaje, dependiendo de lo que necesitan”, explicó Danae Vázquez.
En el pasado la terapia estaba enfocada a generar un cambio en el comportamiento de las y los autistas. Mientras que la actualidad ese no es el objetivo.
“Si no me mira a los ojos pero me está prestando atención, no hay ningún problema”, explicó la psicóloga, a modo de ejemplo.
Vázquez refirió que para dar un diagnóstico acertado se basa en el historial de desarrollo. Durante la evaluación se debe cuestionar cómo fue su nacimiento e infancia, con especial énfasis en su rendimiento escolar.
En el caso de mujeres adultas se les pide dar la mayor cantidad de detalles que recuerden sobre su niñez y su vida escolar hasta el último grado que cursaron.
“A veces se complica porque ellos no tienen recuerdos de todo pero lo ideal es trabajar también con la familia, algún informante de su infancia: hermanos, papás, tíos, alguien que podamos involucrar. Eso es lo ideal”, agregó.
Vázquez también detalló que la terapia para mujeres adultas se basa en el cumplimiento de objetivos, al menos en primera instancia.
“En el nivel 1 de apoyo va más enfocado incluso a la organización, en ayudarles a cumplir metas como encontrar un trabajo, en organizar su día porque a veces se olvidan hasta de comer, desayunar por la falla en funciones ejecutivas”, indicó.