Las venas varicosas se caracterizan por ser vasos sanguíneos dilatados, hinchados y con una forma retorcida, visibles bajo la superficie de la piel. A pesar de que principalmente se localizan en las piernas, estas venas pueden desarrollarse en diferentes zonas del cuerpo. Además, se incluye dentro de esta categoría de afecciones a las hemorroides, que son también un tipo específico de vena varicosa que se forma en el área rectal.
Las venas de nuestro cuerpo están equipadas con válvulas unidireccionales cuya función es promover el flujo sanguíneo en dirección al corazón. En el escenario en que estas válvulas se encuentren debilitadas o sufran daños, la capacidad de propulsar la sangre eficientemente se ve comprometida.
Como resultado, la sangre puede estancarse y acumularse dentro de las venas, ocasionando que se dilaten y se hinchen. Este fenómeno de insuficiencia venosa es lo que conduce a la aparición de las venas varicosas, creando venas visiblemente distendidas y a menudo acompañadas de síntomas como dolor y pesadez.
Las várices constituyen una afección bastante frecuente y hay factores que pueden incrementar el riesgo de desarrollarlas. Entre ellos, se encuentra el avance en la edad, el ser mujer y el tener antecedentes de obesidad.
Esto se debe a la falta de actividad física, la cual también contribuye al riesgo, al igual que la presencia de antecedentes familiares de esta condición. Adicionalmente, durante el embarazo, las várices tienden a ser más habituales debido a los cambios circulatorios y al aumento de presión en las venas que se pueden presentar en este período.
Ante ello, un artículo compartido por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) da a conocer que existe una planta medicinal mexicana que ayuda a combatir las várices, se trata del pericón. Su nombre científico es Tagetes lucida Cav y es originaria del territorio mexicano.
El pericón es una planta que destaca por su aspecto erguido y su capacidad de crecimiento, alcanzando alturas de hasta un metro. Con una pronunciada ramificación, emana un aroma similar al del anís, característica compartida tanto por sus hojas dentadas de tono verde oscuro como por su sabor. En la cúspide de la planta, se pueden apreciar flores de color amarillo y, como parte de su ciclo reproductivo, produce frutos pequeños de color negro.
Una de sus principales funciones es combatir la aparición de várices, para ello se utiliza toda la planta, en cocimiento por vía oral, de acuerdo con la información compartida en la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
El pericón es una planta que se utiliza tradicionalmente en la medicina herbal para tratar diversos malestares. En casos de problemas gástricos y diarreas, se suele recurrir a una mezcla de pericón con ruda, hinojo y clavo, con el objetivo de aliviar estos síntomas. Para el tratamiento de un padecimiento conocido como “espanto”, se prepara una solución en refino, combinando pericón con toronjil, ruda, yoloxóchitl, brotes de naranja, así como lima y limón, se deja reposar y posteriormente se aplica en el cuerpo o se emplea en baños.
En el caso de fiebres intermitentes, los pacientes pueden tomar una infusión de pericón e inhalar el humo proveniente de la combustión de la planta. Por otro lado, para remediar la resaca o “la cruda” después de consumir alcohol, se recomienda una infusión de la planta acompañada de manzanilla, salve real y un toque de azúcar.