Dejar con la mano estirada al narcotraficante más mediático de las últimas tres décadas habría sido razón suficiente para iniciar la ‘narcoguerra nacional’: la batalla a sangre y muerte entre los cárteles de Sinaloa y Juárez comandados por Joaquín El Chapo Guzmán y la familia de Amada Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”.
Si hacemos caso a las declaraciones de Vicente Zambada Niebla, alias “El Rey”, emitidas durante el juicio a El Chapo Guzmán, tendríamos que creer en la historia de que uno de los líderes del Cártel de Sinaloa estaba muy enojado porque Rodolfo Carrillo Fuentes -hermano menor de Amado- se negó a estrecharle la mano al capo sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos.
“El Rey” Zambada aseguró que el desaire de “El Niño de Oro” ocurrió en una ‘cumbre’ de narcos celebrada en Culiacán y cuyo objetivo era poner fin a la alianza del Cártel de Juárez con Los Zetas -entonces brazo armado del Cártel del Golfo- y estrechar la relación con Sinaloa, por ello habría sido el propio Ismael El Mayo Zambada quien convocó dicha reunión.
“El Chapo estaba enojado (dijo) que lo iba a matar porque no aguantaba más a Rodolfo”, declaró “El Rey” respecto al asesinato del llamado “Niño de Oro” ocurrido el 11 de septiembre de 2004 en Culiacán, Sinaloa.
La otra versión del crimen difundida por el periodista Ricardo Ravelo en su libro En Manos del Narco refiere que la ‘narcoguerra nacional’ se desató en venganza al doble homicidio de dos operadores de Guzmán Loera en Culiacán.
Así, el sueño de formar una Federación del Narco tras la fuga de El Chapo Guzmán del penal de Puente Grande, Jalisco, se vio truncada con la ruptura definitiva entre Sinaloa y Juárez que se disputaron el corredor Tamaulipas-Nuevo León.
El crimen de El Chapo Guzmán
Cuando el Ejército Mexicano detuvo en marzo de 2003 a Osiel Cárdenas, ex líder del Cártel del Golfo, todo parecía alinearse para que la alianza de los cárteles de Sinaloa, Juárez, Milenio y Beltrán Leyva conquistará la ruta de Nuevo Laredo, pero esto no sucedió por la aparición de Los Zetas, quienes se independizaron y pelearon por la plaza de Tamaulipas.
El otro factor que impidió a la Federación conquistar la región fue precisamente el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes y su esposa Giovanna Quevedo.
Eran las cuatro de la tarde cuando los pistoleros de El Chapo Guzmán llegaron hasta un centro comercial de Culiacán, centro de operaciones de “El Niño de Oro” donde se movía con libertad gracias a la protección que le otorgaban elementos de la Policía Ministerial del Estado al mando del comandante Pedro Pérez López.
Cuando Rodolfo Carrillo Fuentes caminaba hacia su auto los sicarios lo acorralaron y aunque su escolta repelió la agresión no pudieron salvar la vida del hermano menor de “El Señor de los Cielos”. Los únicos sobrevivientes del ataque fueron sus dos hijos menores.
La ‘narcoguerra nacional’
Para la mayoría de los especialistas del tema narco ese 11 de septiembre de 2004 marcó el inicio del fin de la Federación que años más tarde se recrudecería por la ruptura de los hermanos Beltrán Leyva con el Cártel de Sinaloa.
De manera oficial se reportó la guerra entre Juárez y Sinaloa en el año 2008 cuando los hombres de El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada colgaron varias narcomantas en la ciudad de Chihuahua advirtiendo “para los que no creían” su llegada a tierras que alguna vez dominó Amado Carrillo Fuentes.
Un estudio de la organización InSigh Crime identificó a cerca de 10 mil víctimas de la llamada ‘narcoguerra nacional’ entre Juárez y Sinaloa de 2008 a 2012, donde los victoriosos fueron los sinaloenses gracias al constante ataque a las estructuras financieras y de seguridad de los de la frontera.
Pero no todo fueron victorias para El Chapo Guzmán, pues en diciembre de ese fatídico 2004 sicarios del Cártel de Juárez vengaron la muerte de “El Niño de Oro” y asesinaron a Arturo Guzmán Loera “El Pollo” al interior del penal de El Altiplano. La guerra duraría seis ocho años más.