Teotihuacán es una de las zonas arqueológicas más importantes de nuestro país. Junto a otros sitios como Chichén Itzá, esta ciudad perdida es rica en historia y cultura y ha llamado la atención de exploradores, arqueólogos, estudiantes y fanáticos de las civilizaciones mesoamericanas.
Poco saben que fue durante el porfiriato cuando se supo realmente lo que se escondían aquellos montes. Incluso, se cuenta que cuando Hernán Cortés llegó a México y pasó por la zona, no encontró extraños los montículos ni las curiosas montañas que, en realidad, eran las pirámides que se se hallaban debajo de la tierra.
Esta importante zona es famosa por sus impresionantes edificaciones, entre las que destacan la pirámide del Sol y la pirámide de la Luna. Se cuenta que Teotihuacán fue habitada durante el año 100 a.C hasta 650 a.C y que cuando fue descubierta por los mexicas años después, quedaron muy impresionados a tal grado de pensar que el lugar había sido construido por gigantes.
Por literalmente, cientos de años, Teotihuacán quedó sepultada en la tierra, pues la madre naturaleza hizo lo suyo, ocultando las gigantescas edificaciones y haciendo que aquel lugar luciera como un grupo de montes.
Uno de los primeros registros sobre excavaciones en Teotihuacán datan del año 1675, cuando Carlos de Sigüenza y Góngora, un intelectual, historiador, profesor de la Academia Mexicana y escritor de Nueva España. El novohispano intentó hacer un túnel a través de la Pirámide de la Luna; sin embargo, no pudo desvelar los secretos.
No obstante, a pesar de esto, es otro quien es considerado el descubridor de Teotihuacán, especialmente por sus trabajos arqueológicos, mismos que ocurrieron durante el gobierno de Porfirio Díaz.
Leopoldo Batres, el polémico excavador que afectó a Teotihuacán
Fue a principios del siglo XX, específicamente en el año 1905, cuando Porfirio Díaz puso las cosas sobre la mesa y se tomó en serio la idea de terminar por encontrar los tesoros que se escondían debajo de la tierra. Por esa razón, Leopoldo Batres fue el hombre indicado para llevar a cabo la operación de desenterrar Teotihuacan, pues años antes él se había dado cuenta que los montes de la zona no eran otra cosas que edificaciones debajo de la tierra.
Los trabajos de Leopoldo le valieron el título del principal hombre responsable de que Teotihuacan saliera a la superficie. Para su trabajo, la dictadura de Porfirio Díaz le entregó millones de pesos y facilidades para trabajar, pues se trataba de una labor titánica. Incluso, se expropiaron tierras de las propiedades de campesinos que vivían ahí.
Su trabajo en Teotihuacán también fue controversial, pues se cuenta que, lamentablemente, su forma de hacerlo afectó a la Pirámide del Sol. A pesar de esto, el 11 de septiembre de 1910, aniversario del inicio de la Guerra de Independencia de México, Teotihuacán estaba listo y abrió al público.
Desde entonces, el sitio arqueológico ha recibido a millones de visitantes, tanto nacionales como los que provienen del extranjero. Las pirámides, especialmente la del Sol y la de la Luna, por su grandiosa infraestructura y su carga cultura, es admirada por los fanáticos del México precolombino.
Año con año, los visitantes asisten a la zona arqueológica para admirar sus secretos, subir las pirámides e incluso “cargarse de energía positiva”. La realidad es que Teotihuacán es uno de los puntos turísticos más importantes e interesantes del centro de nuestro país. Por supuesto, es una zona protegida que ha sido el escenario de interesantes relatos de todo tipo.