En marzo de 1996, dos años después del levantamiento en armas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el cineasta Oliver Stone y una comitiva integrada por pastores evangélicos y activistas tuvieron una reunión con el Subcomandante Marcos, líder del movimiento armado de Chiapas. La reunión fue un encuentro de película que parecía haber sido escrito por el director estadounidense.
Para entonces, el EZLN había entablado una mesa de negociaciones con el gobierno mexicano. Sin embargo, los mínimos avances alcanzados en un año habían reducido las esperanzas de que el movimiento armado terminara: “En 1997 estaremos firmando la paz o reanudando la guerra”, declararía marcos durante ese encuentro.
La guerra, el daño colateral que causan en las personas y las injusticias que originan movimientos armados, eran un tema constante en la filmografía de Oliver Stone. Su interés por la insurrección de indígenas al sur de México lo convenció de viajar al sur de México y adentrarse en territorio custodiado por zapatistas.
Marcos, cuya aura de intelectual y carisma lo habían elevado al nivel de un símbolo, fue capaz de cautivar al afamado cineasta. Al conocerlo, el líder zapatista le obsequió una pipa y un pasamontañas, elementos que se habían vuelto símbolos del movimiento zapatista. Como si hubiera un guion, Stone elevó la dosis de dramatismo montando un caballo y poniéndose un pasamontañas como símbolo de ser consecuente con la causa zapatista.
El encuentro fue seguido por medios nacionales e internacionales. Ante ellos, Oliver Stone fijó una postura catalogada como atrevida para tratarse de un extranjero de visita en México: “Haré un llamado al gobierno de Estados Unidos para que cese la asesoría militar que está dando al ejército mexicano contra los zapatistas”.
Sus palabras eran el eco de una acusación hecha por el Subcomdante Marcos, quien aseguraba que el gobierno mexicano preparaba una ofensiva contra el EZLN con apoyo del ejército de Estados Unidos.
Para el líder del EZLN, Oliver Stone era de las pocas celebridades con la autoridad moral para solicitar al gobierno de EE UU y al que encabezada el presidente Ernesto Zedillo, cese al hostigamiento militar y ayuda para comunidades indígenas, las cuales tenían décadas sumidas en la pobreza y el olvido del Estado.
El encuentro entre Stone y Marcos dio pie a especulaciones sobre un posible proyecto cinematógrafo sobre el guerrillero; sin embargo, pese a que el cineasta describió al líder del EZLN como un “héroe”, entre sus planes nunca estuvo llevar su vida o lucha al cine.
En 2005, durante su participación en un festival de cortometrajes en Guanajuato, Oliver Stone elogió al Subcomandante Marcos y su lucha por mejorar las condiciones de vida de miles de indígenas de Chiapas. Stone, quien por ese entonces había filmado el documental Buscando a Fidel, sobre el expresidente de Cuba, no profundizó sobre los motivos por los cuales no llevaría al cine su experiencia al conocer al líder del Ejército zapatista.
En vísperas del 30 aniversario del surgimiento del EZLN, el encuentro entre Oliver Stone y el Subcomandante Marcos figura como un hito en la historia del movimiento zapatista.