Édgar Valdez Villarreal, mejor conocido como ‘La Barbie’ planteó una reunión al sur de la Ciudad de México con los principales operadores de la capital, así como del Estado de México, con el fin de tener el control del centro del país luego de su detención el 30 de agosto de 2010.
“Desde el penal del Altiplano, Édgar Valdez Villarreal mandó un mensaje a los integrantes de su grupo criminal, debían hacerse del control de los territorios del Distrito Federal y del Estado de México, en su mayor parte bajo el mando de los Beltrán Leyva, el plan fue encomendado por la persona a quien le encomendó la tarea, Óscar Osvaldo García Montoya, ‘El Compayito’”, narra el autor del libro Narcos de México.
Derivado de su detención en 2010, Édgar organizó la reunión en el rancho de Eznel Cortés Jiménez, ‘El Teniente’, con el fin de tener el control de la Ciudad de México y del Estado de México que se le estaba yendo de las manos.
“Para evitar que le arrebataran la zona que compartía con su compadre, Gerardo Álvarez Vázquez, alias ‘El Indio’, encarcelado cinco meses antes, organizó una reunión entre narcotraficantes, similar a la que dio inicio a la Unión en Tepito.
El inmueble donde se asentaron los capos estaba en la delegación Tlalpan, justo al exterior de San Miguel Ajusco, una localidad colindante con el Estado de México y Morelos, donde estuvieron por varias horas.
“El acto se llevaría a cabo en un rancho, en las afueras de San Miguel Ajusco, en la delegación Tlalpan, una localidad al sur de la Ciudad de México que colinda con el Estado de México y Morelos, de amplias caballerizas, terreno de siembras y asentado en una zona semiboscosa, el rancho acogió a varios personajes que crecieron en el mapa criminal bajo el manto protector de los Beltrán Leyva, era propiedad de Eznel Cortés Jiménez, ‘El Teniente’”, se lee en la obra.
Los hechos se registraron el 4 de octubre del 2010, cuando ’La Barbie’ ya tenía algunos meses en prisión, pero tenía a un custodio a sueldo para que lo tuviera informado sobre lo del exterior.
“El 4 de octubre del 2010, abrió las puertas de su rancho para recibir a los hombres que durante los próximos dos años serían protagonistas de una sangrienta guerra por la capital, Valdez Villarreal tenía a sueldo a un custodio del Altiplano con el que estrechó una suerte de amistad, el guardia se encargaba de llevar dinero a sus mandos para que el capo pudiera tener televisión, hojas de papel y pluma para escribir, además de alcohol y mujeres”, relató el autor.
‘La Barbie’ que para esas fechas se encontraba tras las rejas hizo llegar sus iniciativas por medio de Cortés Jiménez, quien de la misma forma habló con las células de Acapulco.
“A través de ese individuo, ‘La Barbie’ hizo llegar el mensaje de sus pretenciones a Cortés Jiménez y este a su vez se comunicó con las células criminales de Acapulco, Estado de México, Morelos y Ciudad de México”, escribió uno de los autores.
Cabe mencionar que las células de la Ciudad de México eran las únicas leales a ‘El Güero’, es por ello que ninguno de sus cabecillas faltaron, mientras que los del Estado de México tenían otras ambiciones.
“Las células de la Ciudad de México eran leales a ‘La Barbie’ y por eso fueron a la reunión, pero no ocurría lo mismo con las bandas del Estado de México”, narra el autor.
Los invitados a la reunión
En la junta hicieron acto de presencia el exescolta de Arturo Beltrán Leyva, Emilio Chamorro Almazán, Juan Casas Rodríguez, así como los hermanos Mario y Alberto Padilla Villa; el suegro de ‘La Barbie’ también fue uno de los presentes.
“Al rancho de Cortés Jiménez llegó Óscar Osvaldo García Montoya, ‘El Compayito’, exescolta de Arturo Beltrán Leyva y en ese momento líder de la estructura que ‘La Barbie’ había dejado en la capital. Se presentaron también Emilio Chamorro Almazán, ‘El Tejón’, hombre de confianza de ‘El Indio’; Juan Casas Rodríguez, ‘El Casas’, guardaespaldas de los hermanos Mario y Alberto Padilla Villa, socios de los Beltrán Leyva en el tráfico de cocaína a Estados Unidos; asimismo, se dieron cita Alessandro Ricalde, ‘El Ricalde’, un expolicía municipal, encargado en esa época de Huixquilucan y Carlos Montemayor González, suegro de ‘La Barbie’”, fueron algunos de los presentes en la reunión.
Hubo tensión en la reunión.
La reunión se llevó a cabo en medio de un ambiente tenso, debido a que todos tenían ambiciones y no estaban conformes con las asignaciones que tenían; además, hubo importantes ausencias que posteriormente fueron declaradas enemigas de la organización.
José Jorge Balderas Garza, ‘El JJ’, y Adrián Soria Ramírez, ‘El Hongo’, fueron quienes decidieron no ir, por lo que a partir de ese momento fueron expulsados del grupo criminal que al final terminó desarticulado tras la extradición de ‘La Barbie’ hacia Estados Unidos.
“La junta transcurría en un ambiente tenso; no había simpatía entre la mayoría de los capos y cada uno pretendía imponer su voluntad y conservar sus territorios. Franco recordó que el rancho estaba rodeado por camionetas blindadas, algunas con logotipos de la Policía Federal, y que tanto los asistentes como sus escoltas debieron desarmarse, entregar sus teléfonos y radios de comunicación mientras estuvieron ahí. Hubo dos ausentes que por ello ganaron enemistades a muerte: el primero, José Jorge Balderas Garza, ‘El JJ’, un sinaloense que adquirió fama por balear a un futbolista del América, Salvador Cabañas, en el Bar Bar de la delegación Álvaro Obregón; el segundo que no acudió a la cita fue Adrián Soria Ramírez, ‘El Hongo’, que rivalizaba con García Montoya en la antigüedad”, se lee en el libro.