Quién fue el soldado del emperador Maximiliano que evitó un importante robo en Chichén Itzá

Esta milenaria pieza maya casi se fue de México, pero el europeo logró que el saqueo no se concretara

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Esta es otra de las interesantes historias que rodean a Chichén Itzá 

EFE/Cuauhtémoc Moreno
Esta es otra de las interesantes historias que rodean a Chichén Itzá EFE/Cuauhtémoc Moreno

Una de las ciudades mayas prehispánicas más emblemáticas de la historia de México es sin duda Chichén Itzá, ruinas que se convirtieron en una de las siete maravillas del mundo moderno por su importancia histórica y cultural. De hecho, la zona arqueológica es piedra angular del conocido turismo cultural.

Desde sus mágicos cenotes hasta la icónica pirámide del dios Kukulkán, Chichén Itzá es un punto turístico muy importante, visitado por millones de personas no sólo de nuestro país, sino de todas partes del mundo. Rodeada por naturaleza selvática, la ciudad tiene una buena cantidad de interesantes historias.

Por ejemplo, aquella que relata la historia de un diplomático estadounidense llamado Edward H. Thompson que se las arregló para comprar Chichen Itzá, explorar el Cenote Sagrado y saquearlo, obteniendo miles de piezas mayas (entre ellas joyas y restos humanos) que vendió al extranjero.

De ahí se deriva otra historia, la de un miembro del ejército del emperador Maximiliano de Habsburgo, quien logró evitar que el estadounidense se robara una importante pieza de Chichén Itzá que hoy en día es resguardada y que ha llamado la atención de entusiastas de la historia y la arqueología.

Teoberto Maler llegó a México como soldado del ejército de Maximiliano de Habsburgo

Teoberto Maler hizo de todo para detener a Edward Thompson y su saqueo en Chichén Itzá 
Crédito: Wikipedia/Teoberto Maler
Teoberto Maler hizo de todo para detener a Edward Thompson y su saqueo en Chichén Itzá Crédito: Wikipedia/Teoberto Maler

Teoberto Maler (en un principio llamado Teobert) nació en Roma y tenía padres alemanes. Luego de estudiar ingeniería y arquitectura se estableció en Viena, y después logró cumplir uno de sus sueños: viajar a otro continente. Se enlistó como soldado del emperador Maximiliano de Habsburgo y viajó a México.

De cadete pasó a capitán, y después el imperio de Maximiliano llegó a su fin, pero Maler decidió quedarse en nuestro país. Para comodidad de él y los demás, cambió su nombre de Teobert a Teoberto, pues así podía pronunciarse mejor en español.

El europeo entonces se interesó en las sociedades precolombinas, específicamente las que se habían instaurado en el sureste de México, por ello inició una carrera como fotógrafo y explorador. Chichén Itzá fue una de las zonas arqueológicas mexicanas que llamaron su atención y la de su cámara.

Teoberto Maler le arrebató esta pieza maya a Edward H. Thompson

El trono de Jaguar Rojo es una de las piezas más importantes de Chichén Itzá 

(Fotografía Twitter: lopezobrador_)
El trono de Jaguar Rojo es una de las piezas más importantes de Chichén Itzá (Fotografía Twitter: lopezobrador_)

Maler fue uno de los que descubrió lo que Edward H. Thompson, el estadounidense que había llegado al país como diplomático, estaba haciendo en Chichén Itzá, por lo que se encargó de denunciar la situación en todos lados: medios de comunicación e incluso con las personas que vivían por la zona. No obstante, no le hicieron mucho caso.

Fue hasta que dio aviso a las autoridades mexicanas lo que pasaba cuando logró frenar el robo de una importante pieza que hoy, de hecho, se encuentra en el interior de la pirámide más importante de Chichén Itzá: el templo del dios Kukulkán, también conocido como “El Castillo”.

La pieza en cuestión era un trono en forma de jaguar, de color rojo, con ojos de jade e incrustaciones de dicha joya en toda su superficie, asemejando las icónicas manchas del animal. Esta mágica pieza era el asiento de importantes gobernantes mayas durante la época más fructífera de Chichén Itzá.

Las autoridades lograron evitar que el trono jaguar saliera de México, pues ya estaba empaquetado y listo para dejar el país. Maler murió con poco reconocimiento, pero al menos, en parte gracias a sus constantes denuncias, logró que hoy en día las piezas que Thompson se robó de la zona arqueológica hayan vuelto a México, a pesar de estar por muchos años en salas de museos de Estados Unidos.

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