El comandante de la extinta Policía Judicial Federal, Guillermo González Calderoni, tenía una buena relación con el narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo, a quien conoció cuando llegó a Guadalajara y en ocasiones llegaban a tener reuniones.
Fue a mediados de los años 80, tras los arrestos Ernesto Fonseca Carrillo, ‘Don Neto’, Rafael Caro Quintero, ‘El Príncipe’, Calderoni le envió al agente Héctor Sánchez Landa a ‘El Jefe de jefes’ para iniciar una negociación, por lo que lo citó en un domicilio que estaba rentando.
“El siguiente en la lista era Félix Gallardo, después de que este llegó a Guadalajara, González Calderoni le envió al agente Héctor Sánchez Landa para negociar un encuentro, el cual se realizaría semanas más tarde en una casa que Calderoni rentaba por el campus principal de la universidad de Guadalajara”, se lee en el libro de Diego Enrique Osorno.
A su llegada, el capo sinaloense se percató de la presencia de un par de guacamayas cautivas en una jaula blanca, a las cuales nunca dejó de observar, fue entonces que ‘Memo’ se las ofreció como obsequio, todo mientras se comunicaba con un agente de la DEA para negociar el caso Camarena, donde era uno de los presuntos implicados.
“Ese día al llegar a la residencia Calderoni abrió las puertas de la cochera para que entrara el capo en su automóvil, un par de guacamayas cautivas en una jaula blanca estaban en el pórtico, Félix Gallardo se les quedó mirando. ‘¿Te gustan? Te las regalo’, le dijo González Calderoni, dentro de la casa, el policía se comunicó a través de un teléfono satelital, muy moderno para esos años, con un hombre de apellido Ayala, al parecer el agente de la DEA encargado de investigar el asesinato de Camarena”, se lee en el libro ‘Bienvenidos a Sinaloa’.
Al final de su charla dentro de la residencia, González le preguntó para ¿dónde le enviaba las dos aves exóticas?, a lo que ‘Don Miguel’ le dio una dirección por la calle Cosmos, cerca de un conocido restaurante de la ciudad de Guadalajara.
“Al salir, González Calderoni preguntó a qué sitio debía de enviarle las guacamayas, Félix Gallardo le dio una dirección de la calle Cosmos, cerca de un conocido restaurante... Unos cuantos días después, las guacamayas de González Calderoni adornaban una de las residencias de Félix Gallardo”, continúa la narración de Osorno.
Solo bastaron unos días para que el par de guacamayas estuvieran en uno de los domicilios de Félix Gallardo.