Chichén Itzá es uno de los destinos turísticos más visitados por todo el mundo. Desde la década de los 80, la emblemática ciudad maya es considerada patrimonio de la humanidad por la UNESCO y es también una de las siete maravillas del mundo moderno. La historia de la icónica zona arqueológica es amplia e interesante: ha sido comprada y vendida entre particulares a precios ridículos, saqueada por extranjeros y rehabilitada varias veces.
Hoy en día, Chichén Itzá es eje central del turismo cultural y es admirada por millones de entusiastas de la historia y de la arqueología alrededor del mundo. Uno de los principales elementos de la zona arqueológica es el Castillo de Kukulkán, templo dedicado a un importante dios maya que ha maravillado a los turistas desde que fue descubierto.
De forma piramidal, el templo tiene nueve niveles, cuatro fachadas, una plataforma superior con un templete y una escalinata de varios escalones por los que más de un extranjero despistado ha subido a la cima acaparando los titulares de los medios de comunicación. Esta imponente pirámide es visitada durante todo el año; sin embargo, sólo puede admirarse desde su exterior, pues desde el año 2006 se prohibió el ingreso por una poderosa razón.
El templo de Kukulkán esconde estas maravillas en su interior
Es bien sabido que, en la antigüedad, los mayas no solían destruir sus templos y edificaciones para construir nuevos, sino que lo hacían encima de los ya existentes. Por ello es que el actual Castillo de Kukulkán, con sus escalinatas, su templo en la cima y sus cabezas de serpiente es tan sólo la tercera capa y debajo de ella hay dos más.
La capa más antigua data del año 500 y se encuentra sepultada debajo de la segunda etapa, la cual sí está explorada y en donde se hallaron una buena cantidad de tesoros mayas que han sido objeto de estudios de todo tipo y admiración por los entusiastas de la cultura prehispánica.
Debajo de lo que podemos ver a simple vista se encuentra la mencionada segunda etapa, a la que se puede acceder por una entrada ubicada muy cerca de la escalera que se encuentra en el norte. Ahí fue hallada una escultura de un jaguar de color rojo cuyas manchas están elaboradas con incrustaciones de jade, piedra preciosa con gran valor para los mayas. Se dice que este jaguar era utilizada como trono para los gobernantes de Chichén Itzá.
También, en este segundo nivel se halló un cofre con restos humanos y artículos construidos a partir de piedras preciosas como la obsidiana, la turquesa y el coral. Todo esto fue encontrado en el año 1931, cuando se buscaba confirmar la teoría de que los mayas habían construido el templo de Kukulkán actual encima de otras edificaciones.
Otro objeto que fue encontrado en la segunda capa del templo fue un chac mool cuyos detalles de los dientes y los ojos están elaborados con concha nácar. Esta escultura fue descubierta en un sitio al que llamaron La Sala de las Ofrendas. También encontraron otra habitación a la que nombraron La Cámara de los Sacrificios.
Desde hace algunos años, el acceso a esta segunda etapa del Templo de Kukulkán es restringido junto a las escalinatas exteriores, debido a lo importante que es para las autoridades mexicanas preservar el edificio que ha sido admirado alrededor del mundo y que es tan relevante para la historia de México.
Fue en el año 2010 cuando se descubrió que debajo de aquella segunda capa había una más. Esto se logró utilizando métodos de tomografías del suelo y de forma no invasiva concluyeron que databa del año 500.