En el centro de los hogares de México, la cena navideña se convierte en un evento culinario que deja muy presente la herencia cultural con toques de innovación.
Este festín, enraizado en la rica tradición gastronómica de la región, da vida a una experiencia gastronómica única que se despliega con una cuidadosa selección de platillos emblemáticos.
Entre los más emblemáticos se encuentra un sinfín de platillos, que de una u de otra manera hemos podido degustar a lo largo de las festividades en nuestra estadía en México. Aquí encontrarás un repaso por los más emblemáticos.
Romeritos, un clásico
Entre los platos más arraigados en la mesa navideña del centro de México, los romeritos se destacan como una elección clásica. Este platillo muy rico, compuesto por quelites, mole poblano, nopales, papas, camarones secos y tortas de camarón, se erige como un símbolo de la esencia culinaria de la región.
La complejidad de su preparación, incluyendo el mole con tablillas de chocolate, añade autenticidad a esta tradición gastronómica, aunque ha sido recientemente catalogado como uno de los peores platillos del mundo.
Pierna de Cerdo al Horno, nuevo protagonista
En la última década, una tendencia emergente ha redefinido la cena navideña en los hogares más jóvenes del centro de México con la pierna de cerdo al horno. Aunque no existe una receta estandarizada, la pierna se sumerge en un adobo de ciruela pasa o arándanos, vino blanco, mantequilla y otros ingredientes, ofreciendo así una opción contemporánea que se destaca por su exquisitez.
Pavo Relleno para todos los gustos
La presencia del guajolote, comúnmente conocido como pavo, en la mesa navideña se mantiene firme, adaptándose a diversas recetas de relleno. La combinación de carne molida de res y cerdo, tocino, jamón, frutas, nueces y almendras, inyectada con vino blanco o jugo de naranja, refleja la versatilidad de este plato tradicional.
Para aquellos que buscan comodidad, las panaderías locales ofrecen servicios de horneado, simplificando así el proceso.
Bacalao a la Vizcaína, un placer de paciencia
En el corazón de la cena navideña, el bacalao a la vizcaína emerge como un placer gastronómico anual. Su elaborada preparación, que implica remojar el bacalao previamente, se combina con ingredientes como aceite de oliva, cebolla, ajo, jitomate, papas, almendras, aceitunas, chiles güeros y alcaparras. Este esfuerzo culinario se ve coronado por un toque final de perejil fresco.
Tamales y Pozole, colores y sabores regionales
La diversidad regional se refleja en la elección de tamales, presentados en dos variantes en el centro de México: de hoja de maíz con rellenos de carne de pollo o dulces con pasitas o piña en almíbar.
El pozole, con sus variadas tonalidades, ya sea rojo estilo Jalisco y Michoacán, blanco estilo Guerrero o verde, incorpora elementos clave como maíz cacahuazintle y carne de cerdo, acompañado por condimentos como orégano, cebolla, rábano fresco, jugo de limón, chile piquín y tostadas.
Tradicionales tejocotes en almíbar y buñuelos
La culminación de la festividad culinaria navideña se encuentra en los postres tradicionales. Los tejocotes, frutas efímeras del Valle de México, se preparan en almíbar con piloncillo, canela, anís estrella y clavos de olor.
Mientras tanto, los buñuelos, evocando la nostalgia de ferias pasadas, toman forma con harina, sal, polvo para hornear, agua y aceite, resultando en una delicia crujiente bañada en miel de piloncillo con canela, anís estrella y cáscaras de naranja.