El narcopiloto mexicano Ronier Sánchez Alonso ha sido sentenciado a cuatro años de prisión tras su intento de contrabandear 1,700 kilogramos de cocaína desde Sudamérica hacia Estados Unidos.
La condena fue anunciada por el Departamento de Justicia de EEUU después de que Sánchez fuera extraditado desde Paraguay, donde estuvo arrestado desde marzo de 2021 tras ser capturado por la Interpol.
En un hecho ocurrido en agosto de 2016, el piloto Rupert De Las Casas y el copiloto Sánchez emprendieron un vuelo ilegal hacia Venezuela con la finalidad de cargar el narcótico en un avión privado procedente de República Dominicana, que antes había partido de Tapachula, al sur de México.
El Departamento de Justicia detalló que presentaron un plan de vuelo falso ante las autoridades dominicanas, alegando que su destino era Brasil, cuando en realidad tenían como finalidad estrellarse cerca de una pista en territorio venezolano.
El accidente aéreo frustró temporalmente sus planes de trasladar la droga hasta Honduras, y de allí usar camiones para moverla a través de México hacia Estados Unidos.
Después del siniestro, Sánchez y sus cómplices huyeron. Se desencadenaron operaciones de captura que culminaron con la detención de Sánchez en Paraguay y su posterior extradición a territorio estadounidense en julio de 2022.
Ronier Sánchez Alonso inculpó en su declaración; según dijo, trabajaba para los cárteles de México y Colombia para quienes servía encargado del tráfico internacional vía aérea desde zonas de producción de cocaína en Sudamérica hacia territorios de Centroamérica y el Caribe, se cree que controlados por el Cártel de Sinaloa.
Su socio De Las Casas también admitió su culpabilidad y actualmente espera sentencia. Además, Arrinson De La Cruz, dominicano vinculado con el caso por su colaboración desde un aeropuerto en República Dominicana, recibió una condena de 11 años.
El papel de los narcopilotos
Los narcopilotos en México son individuos que operan aeronaves -pequeños aviones o helicópteros- para el traslado ilegal de drogas. Estas personas son fundamentales en la logística de los cárteles del narcotráfico, ya que les permiten mover grandes cantidades de sustancias ilícitas con relativa rapidez entre distintas regiones y hacia otros países.
Las rutas aéreas utilizadas por los narcopilotos suelen ser complejas y están en constante cambio para evitar la detección por parte de las autoridades. Por eso requieren habilidades de vuelo avanzadas, ya que a menudo tienen que aterrizar en pistas improvisadas y en condiciones adversas.
El gobierno mexicano ha implementado diversos operativos para combatir el uso de aeronaves con fines de narcotráfico. Estas estrategias incluyen la vigilancia del espacio aéreo, la interdicción aérea y el despliegue de efectivos militares en zonas de alto tráfico. Además, se buscan acuerdos de colaboración con otros países y la implementación de tecnología de vigilancia y detección para mejorar la eficiencia de las operaciones contra el narcotráfico.
Sin embargo, la lucha contra los narcopilotos es desafiante, dada la vasta geografía de México, los recursos económicos y el ingenio de los cárteles para adaptarse a las medidas de seguridad, así como la corrupción que a veces implica complicidad de funcionarios con los operativos.