La vez que Cristina Pacheco entrevistó a la niña de la voz de ‘se compran colchones’

Reconocida por su sensibilidad para capturar historias cotidianas, reveló el misterio detrás de la icónica voz que aún se escucha en las calles de la CDMX

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Reconocida por su sensibilidad para capturar historias cotidianas, reveló el misterio detrás de la icónica voz que aún se escucha en las calles de la CDMX (Captura:YT@Canal Once)
Reconocida por su sensibilidad para capturar historias cotidianas, reveló el misterio detrás de la icónica voz que aún se escucha en las calles de la CDMX (Captura:YT@Canal Once)

El legado de Cristina Pacheco, quien falleció este miércoles y fue reconocida por su labor periodística que capturaba la esencia de la vida cotidiana al no sólo abarcar historias particulares, sino también la oportunidad de descubrir las voces anónimas que se esconden detrás de los sonidos icónicos de la Ciudad de México.

Cristina Pacheco, quien fuera esposa del escritor José Emilio Pacheco, se convirtió en un referente, un ícono que trascendió generaciones, y su partida deja un vacío difícil de llenar. Su dedicación y pasión por contar historias, por explorar la vida de las personas comunes y corrientes, siempre será recordada y valorada.

Durante los 45 años de transmisiones ininterrumpidas, la periodista presentó uno de los encuentros más significativos y fue con María del Mar Terrón, la niña que prestó su voz para el anuncio de “Se compran colchones”.

Fue en el marco del programa “Aquí nos tocó vivir” cuando Cristina Pacheco, con su característica curiosidad y sensibilidad, desentrañó la historia de esta voz que resonaba a diario en las calles de la ciudad. La entrevista tuvo lugar en 2013, en un episodio titulado “El misterio de una voz”.

Cristina Pacheco, Aquí nos tocó vivir y la voz del fierro viejo Credito: Youtube@Canal Once

Gracias a Cristina conocimos la voz de “Se compran colchones”

La periodista se adentró en la vida de María del Mar Terrón, quien había vivido en Chimalhuacán, Estado de México, desde su infancia. En ese entonces, María tendría alrededor de 19 años, ofreciendo una ventana a su pasado, a aquella niña que con menos de 10 años grabó la frase que se convirtió en un himno sonoro de la urbe.

En ese encuentro, María compartió detalles reveladores sobre su vida, desde sus primeros pasos como payasa infantil hasta su labor posterior en un restaurante en Acapulco; Guerrero junto a su padre Marco Antonio Terrón Aguilar.

Conocimos el proceso de la grabación

Esta entrevista, que le concedió a Cristina Pacheco, permitió conocer el proceso detrás de la famosa grabación: la dedicación de su padre al escribir en un papel las palabras y dibujos que María debía seguir, así como la sesión de grabación que se prolongó por aproximadamente cuatro horas, desde la medianoche hasta la madrugada.

María del Mar expresó su orgullo por el impacto de su voz en la vida de otras personas, permitiéndoles encontrar trabajo incluso fuera de la ciudad. Además, compartió su sorpresa al saber que remixes de su voz en distintos géneros musicales habían encontrado un espacio en internet.

Cristina Pacheco, la guía hacia la voz que marcó las calles: su encuentro con María del Mar Terrón, desde su crianza en Chimalhuacán hasta la revelación de la niña que con menos de 10 años dio vida a un anuncio convertido en eco cotidiano de la ciudad.
Cristina Pacheco, la guía hacia la voz que marcó las calles: su encuentro con María del Mar Terrón, desde su crianza en Chimalhuacán hasta la revelación de la niña que con menos de 10 años dio vida a un anuncio convertido en eco cotidiano de la ciudad.

El encuentro entre Cristina Pacheco y la niña detrás de ‘Se compran colchones’ no sólo fue un acercamiento a la persona tras una voz icónica, sino también un ejemplo más de la capacidad de Pacheco para revelar las historias que se esconden en la cotidianidad y que, gracias a su trabajo, llegaron a convertirse en una parte valiosa del panorama cultural de la Ciudad de México.

La trayectoria de María del Mar

La trayectoria de María del Mar comenzó desde su infancia, cuando se desempeñaba como payasa bajo el nombre de “Chimbombita”, una pasión que precedió a la famosa grabación. Tras cursar hasta la secundaria, decidió acompañar a su padre a trabajar en Acapulco, Guerrero, donde laboró como mesera en un restaurante.

Paralelamente, participaba en la recolección de fierro, un negocio que describe como altamente variable. Respecto a la creación del icónico audio, el padre de María escribió en un papel las palabras y dibujos que su hija debía seguir cuando cursaba el cuarto grado de primaria.

Sobre el tono de voz empleado, María comentó que simplemente fluyó de ella en una sesión de grabación que se extendió por unas cuatro horas, llevada a cabo desde la medianoche hasta la madrugada.

En la actualidad, María se enorgullece de saber que su voz ha servido de medio para que otras personas puedan encontrar empleo, inclusive en estados fuera de su lugar de origen. De manera sorprendente, familiares le han informado sobre remixes de su voz en diversos géneros musicales disponibles en internet.

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