“La droga no se negocia” soltó el general del Ejército Mexicano Jorge Maldonado Vega ante sus interlocutores Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, Emilio Quintero Payán y Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, cuando ellos -acostumbrados a negociar con la droga- era justo lo que querían: “la voy a quemar y quiero respeto a mi trabajo. Si alguno de ustedes se mete, lo voy a arrestar”, sentenció el militar.
La reunión entre Maldonado Vega y los grandes narcos de Sinaloa habría ocurrido a principios de la década de 1980, presuntamente en la ciudad de Guadalajara donde el Ejército había decomisado seis toneladas de marihuana que se disponía a quemar.
Los narcos querían “negociar” con el general la entrega de la marihuana a la entonces Policía Judicial Federal, a cambio -según la declaración ministerial de Maldonado- “El Azul” le ofreció cinco millones de dólares; dinero que no aceptó y horas después en el poblado de Santiaguito, a las faldas del cerro de Tequila, se sintió un fuerte olor a seis toneladas de marihuana quemada.
“Esos son güevos, mi general, permítame que le bese la mano”, comentó Esparragoza Moreno quien se levantó de su asiento le tomo la mano a Maldonado Vega y comenzó con el desfile de besos que repitieron sus asistentes, según el relato de la escena narrado por Ricardo Ravelo en su libro “En manos del narco”.
¿El general del Ejército incorruptible?
Cuando la década de 1980 estaba por terminar el general iba a cumplir cinco años en el retiro y en una cena por su cumpleaños celebrada en un lujoso restaurante al sur de la Ciudad de México otro narco de Sinaloa volvió a acercársele, Amado Carrillo Fuentes le hizo saber que respetaba su “entereza” al no poder corromperlo ni con cinco millones de dólares. “El Señor de los Cielos” conocía la historia de la reunión del general con los fundadores del Cártel de Guadalajara.
En ese encuentro “El Señor de los Cielos” y el general intercambiaron teléfonos y meses más tarde, cuando el líder del Cártel de Juárez fue arrestado y torturado por militares, la familia de Carrillo Fuentes llamó al militar en retiro para que “lo salvara”; él acudió al encuentro y aunque no pudo hacer nada para que recuperara su libertad, sí logró iniciar una “amistad” con el narco que al paso de los años lo llevó a la cárcel.
Amado Carrillo Fuentes fue enviado al Reclusorio Sur por portación de arma prohibida, hasta ahí el general Maldonado Vega dio continuidad a su “amistad” y lo visitó; quizá fue en el penal cuando el narco le pidió su ayuda para que lo contactara con otros militares de alto rango a quienes corromper, además de ofrecerle ser el jefe de su escolta personal.
Por estos cargos detuvieron a Maldonado en 1998 y un año después lo trasladaron al penal del Altiplano donde se le dictó una sentencia de 26 años de prisión; sin embargo, la Procuraduría General de la República (PGR) no pudo sostener las pruebas y en 2002 un juez federal lo absolvió.
Según la declaración ministerial del militar, fue el propio Gobierno Federal quien le pidió en 1994 que se contactara con “El Señor de los Cielos” para ofrecerle una “amnistía”, misma que nunca llegó pues Amado murió en el quirófano en 1997 cuando intentaba cambiarse el rostro. Un año después arrestaron al general que logro que la cúpula del narco de Sinaloa le besara la mano.