El pasado viernes 8 de diciembre, pobladores del municipio de Texcaltitlán, en el Estado de México (Edomex), se enfrentaron con un grupo de hombres que presuntamente los extorsionaban y que pertenecían al grupo delictivo de La Familia Michoacana.
Dicho enfrentamiento quedó grabado en video, y el saldo habría sido de 14 muertos, de los cuales 11 pertenecían al grupo criminal y 3 más eran pobladores. Es bien sabido que la delincuencia organizada extorsiona a las personas que se dedican al campo, y que para dejarlos trabajar, muchas veces les piden una cuota.
Sobre este tema habla el periodista Carlos Loret de Mola en su columna Historias de reportero de este miércoles, titulada Sembrando Muerte: los campesinos se hartan de la violencia del obradorato. En ella, Loret de Mola recuerda que los campesinos tuvieron que tomar las armas, pues el gobierno no los defiende de los narcotraficantes. Señala que, hartos de las extorsiones de la Familia Michoacana, decidieron enfrentarlos a balazos.
En su texto, Loret explica que esos pobladores son “pueblo bueno y sabio”, haciendo referencia a la frase del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Señala que no son “fifís ni conservas”, ni corruptos ni traficantes de influencias. Tampoco han perdido sus privilegios, pues nunca los han tenido, pues son campesinos.
Loret asegura que son las personas que deberían estar contentas por el programa Sembrando Vida, por la Pensión de Adultos Mayores, por las Becas del Bienestar. Pero no están felices. Y es que los narcos los tienen sometidos y el gobierno, abandonados. Cuenta que los narcotraficantes cada día suben más sus cuotas y el gobierno les permite que cobren y actúen a sus anchas, pues la estrategia es no confrontar, “porque ahí donde manda el narco, curiosamente siempre gana Morena”. El gobierno, señala, da abrazos a los narcos, mientras los narcos dan balazos a los campesinos. Esto, hasta que hace unos días los campesinos de Texcaltitlán dijeron basta y estuvieron dispuestos a dar su vida para enfrentar a los criminales que tienen sometidos a los ciudadanos, algo que el presidente López Obrador no quiere hacer.
AMLO reaccionó siguiendo el manual que le dejaron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: “cuando hay un episodio de violencia, manda un montón de soldados, apágalo, y luego saca a los soldados de ahí, llévalos a apagar otro incendio aunque se te vuelva a quemar el que estás dejando”. Luego, recuerda, fue Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, hasta el poblado, acompañada de “camionetotas” y “bien cuidada”.
Señala que el presidente dejará de hablar de ellos, la prensa volteará a otro lado, la gobernadora no regresará, se irán los 600 soldados, y volverán los narcos a ajustar cuentas.
Asegura que en reporte de la Sedena hackeado por el grupo de hackers Guacamaya se explica que en ese municipio hay, únicamente, 15 policías y 14 patrullas, de las cuáles, 10 están en el taller. Asegura que Texcatitlán es el símbolo de cómo la estrategia de seguridad ha fallado, pues gracias al hackeo de Guacamaya se supo que la Sedena sabía que en Texcaltitlán el crimen organizado tenía todo controlado, sometían a la población, los obligaban a comprarles a ellos los productos de la canasta básica, “cómo los narcos hacían de todo: eran el gobierno, los empresarios, la policía, el SAT. Y cómo la población estaba indefensa.
Señala que en la conferencia de prensa mañanera siguiente a lo sucedido en el municipio del Edomex, AMLO dio el pésame al Chapo Guzmán por la muerte de su señora madre en Sinaloa, pero no a los deudos de Texcaltitlán.