La canción que resuena en los corazones de los mexicanos durante las festividades de diciembre, especialmente en la celebración del cumpleaños de la Virgen de Guadalupe, es “La Guadalupana”. Este himno tradicional, entonado con fervor por los feligreses en los festejos previos y el 12 de diciembre, tiene una historia musical fascinante que pocos conocen.
Reconocida por su estribillo “Desde el cielo una hermosa mañana…”, la pieza se ha consolidado como un emblema en las festividades del 12 de diciembre, día dedicado a la venerada imagen religiosa en México.
La reconocida actriz Itatí Cantoral se hizo memorable con su versión accidentada de la canción en la Basílica de Guadalupe, cuyo video se viraliza anualmente, pero pocos saben quiénes fueron los genios detrás de esta melodía que se ha arraigado en la cultura mexicana.
La historia de la canción “La Guadalupana”
Según el semanario católico Desde la Fe, los autores de “La Guadalupana” son dos talentosos músicos mexicanos: Manuel Esperón y Ernesto Cortázar.
Manuel Esperón, además de ser un músico consumado, es recordado como actor y una figura destacada en la época dorada del cine mexicano. Su legado trasciende fronteras, siendo el autor de éxitos como “Amorcito corazón” y “No volveré”, canciones interpretadas por diversos artistas y traducidas a varios idiomas.
Ernesto Cortázar, contemporáneo y gran amigo de Esperón, es otro pilar en la escena musical y cinematográfica de México.
Juntos, formaron una mancuerna creativa, componiendo varias piezas para películas de la época. Su colaboración se destaca no solo por la calidad de sus composiciones, sino también por el impacto duradero que han tenido en la cultura popular.
Sobre los compositores de La Guadalupana
Manuel Esperón (1911-2011), un prolífico compositor mexicano, participó en la creación de 489 películas y dejó un impresionante legado de 900 canciones.
Desde sus primeras incursiones en el cine como pianista en la era del cine mudo, Esperón trabajó con destacados artistas como Pedro Vargas, Libertad Lamarque, Jorge Negrete, y Pedro Infante, así como con el icónico comediante Germán Valdés “Tin Tán” y el inigualable Luis Miguel.
Su influencia se extendió incluso a Hollywood y Walt Disney, aunque su corazón siempre perteneció a México, dando lugar a composiciones como “Cocula”, “Serenata Tapatía” y, por supuesto, “La Guadalupana”.
Su compañero en esta obra maestra, Ernesto Cortázar Hernández (1897-1953), fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de México, dejó también un legado impresionante.
Entre sus composiciones más reconocidas se encuentran “Noche de Ronda” y “Juan Charrasqueado”. Cortázar, originario de Tamaulipas, falleció en Lagos de Moreno, Jalisco, pero su contribución perdura como parte fundamental de la época dorada del cine mexicano.
La Guadalupana, más que un canto religioso, es una joya musical creada por estos dos talentosos artistas, cuyo legado sigue vivo cada vez que se entona esta canción.