Cuatro hombres y dos mujeres fueron detenidos por autoridades federales por su presunta responsabilidad en el secuestro de migrantes hacia Estados Unidos bajo el cobijo de Los Chapitos, la facción del Cártel de Sinaloa controlada por los hijos de Joaquín Guzmán Loera.
De acuerdo con información de la Fiscalía General de la República (FGR) operaban en la región de Sonora y Baja California donde además del tráfico de migrantes se les relaciona con otros delitos como narcomenudeo, secuestros, asesinatos y extorsiones.
Jesús “N” de 36 años, Vianey “N” de 28, Ana Karen “N” de 28, Jesús Leobardo “N” de 23, Guadalupe “N” de 21 y Santiago “N” de 37 fueron puestos a disposición de un juez luego de ser detenidos por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y Guardia Nacional.
Jesús “N”, alias “El Gordo” sería el líder de la célula que tenía una fuerte presencia en los municipios de Hermosillo, Sonoyta, San Luis Río Colorado y Mexicali, según información de la FGR.
Para secuestrar a los migrantes el grupo criminal recibía información de los choferes de las líneas de autobuses quienes les indicaban las unidades en las que viajaban personas procedentes mayoritariamente de Centro y Sudamérica.
Después de privarlos de la libertad los migrantes eran llevados a unas cuevas ubicadas sobre la carretera que conecta a San Luis Río Colorado con Sonoyta; ahí permanecían días en condiciones insalubres, con poca comida y agua.
Para recuperar su libertad los migrantes eran obligados a pagar hasta dos mil quinientos dólares; en caso de no acceder el grupo perteneciente a Los Chapitos los abandonaba a la mitad del desierto de Sonora.
Entre los secuestros a los que se les relaciona se encuentra el ocurrido el mayo pasado cuando la Fiscalía General del Estado de Sonora rescató a 135 migrantes que estaban secuestrados en una casa de la colonia El Mezquite, en el municipio de San Luis Río Colorado.
Durante su detención les fueron aseguradas tres armas largas, una corta, 14 cargadores, 550 cartuchos y 15 automóviles.
Secuestro de migrantes, el nuevo negocio criminal del narco
A finales de noviembre trascendió el secuestro de 18 migrantes en Tamaulipas por quienes sus familiares pagaron hasta 45 mil pesos para que sus captores los liberaran, aunque las autoridades negaron la existencia del plagio.
El pastor Albert Rivera, director del albergue Ágape (TIjuana), fue de los primeros en denunciar el secuestro masivo de los migrantes que viajaron desde Tijuana a Tamaulipas para acudir a una cita que consiguieron con la aplicación CBPOne.
El grupo de migrantes había probado suerte en Tijuana -algunos llevaban meses esperando una cita para iniciar su proceso de asilo- pero fue en el cruce fronterizo de Matamoros donde les respondieron y a donde tenían que acudir el 2 de diciembre.
Niños, bebés y núcleos familiares hicieron el viaje que terminó con 18 personas secuestradas de quienes sus familiares prefirieron no denunciar los hechos por temor a represalias, lo que derivó en las declaraciones de la vocera de la Secretaría de Seguridad Estatal: “si no hay denuncia no hay delito”.
Según las declaraciones del pastor el grupo estaba conformado por 58 personas, de las cuales sólo han liberado a tres y 18 siguen sin aparecer.
El secuestro habría entregado ganancias de 600 mil pesos a los plagiarios, indicó Rivera, y confirmó que entre los migrantes, la mayoría guatemaltecos, se encontraba una familia de siete personas, y dos madres en compañía de sus nueve hijos.