A diferencia de las recientes detenciones de miembros del crimen organizado en donde se han registrado enfrentamientos armados, quema de vehículos y bloqueos carreteros, dos de las tres capturas del ahora exlíder del Cártel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, se efectuaron de manera rápida y sin necesidad de que ni una gota de sangre fuera derramada.
La primera vez que el otrora narcotraficante tuvo que enfrentar a la justicia fue en junio de 1993, cuando fue detenido en la frontera de México y Guatemala. En ese entonces, ‘El Chapo’ trabajaba para Amado Carrillo Fuentes.
Después de poco menos de nueve años de reclusión en ‘El Altiplano’ y el extinto penal de Puente Grande, Jalisco, Guzmán Loera protagonizó su primera fuga y comenzó así su liderazgo frente a una de las organizaciones criminales más poderosas de México. Pero todo llega a su fin.
El 22 de febrero de 2014, después de 13 años de continua búsqueda, el gobierno federal anunció la detención de Guzmán Loera en Mazatlán, Sinaloa. El hecho fue confirmado por el propio presidente de la República, que en ese entonces era Enrique Peña Nieto.
“Reconozco la labor de las instituciones de seguridad del Estado mexicano, para lograr la aprehensión de Joaquín Guzmán Loera en Mazatlán”, escribió a través de su cuenta de X ―antes Twitter― horas después de la captura. Al mismo tiempo, ‘El Chapo’ era traslado al Estado de México para ser ingresado al Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 1, ubicado en Almoloya de Juárez.
Años más tarde, un exagente de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) relataría ante la Corte Federal del Distrito Este en Nueva York cómo se suscitó la captura.
“Dios mío, eres tú, ‘El Chapo’”
A las 4:30 horas del sábado 22 de febrero de 2014, mientras millones de mexicanos se recuperan de la extenuante rutina semanal, 24 elementos de la Marina de México, acompañados de agentes de la DEA, repasaban el plan para detener a ‘El Chapo’.
Según el testimonio del exagente Víctor Vázquez, ambos equipos habían seguido de cerca los pasos del originario de Badiraguato por varios días. Sólo después de que todos los refugios identificados de ‘El Chapo’ fueron examinados, la Marina decidió dar inicio al operativo de su captura.
Días antes, las detenciones de Mario Hidalgo Argüello, alias ‘Nariz’, y Edgar Manuel López Osorio, el ‘Picudo’ ―lugartenientes de ‘El Chapo’― ayudaron a que las autoridades identificaran cuál había sido su última ubicación.
Vázquez relató que en uno de los interrogatorios, Picudo les confesó que esa misma mañana había hablado con su jefe, luego de trasladarlo al malecón de Mazatlán. Así, tres vehículos camuflados arribaron a la Avenida del Mar, Tellería, para ingresar al condominio Miramar.
A minutos de que los agentes de seguridad se desplegaron y rodearon por completo el edificio de 10 pisos no tan lujoso, Guzmán Loera fue localizado en la cuarta planta e inmediatamente fue trasladado al sótano. Acto seguido, Vázquez recibió el código “777 Confirmado Vic” de parte de los marines, que significaba que la operación había dado resultados.
Para su sorpresa, ‘El Chapo’ no se encontraba solo. Junto a él estaba su esposa, Emma Coronel Aispuro, así como sus dos gemelas, Emaly y María Joaquina. También estaba una mujer que fue identificada como niñera de las “niñas pequeñas” y Carlos Hoo Ramírez, ‘El Cóndor’, escolta y secretario particular del capo.
Al verlo, Vázquez confirmó que habían detenido al hombre correcto. “Dios mío, eres tú, ‘El Chapo’”, dijo el agente.
La historia de esta detención posteriormente se vería opacada: la noche del 11 de julio de 2015, Guzmán Loera volvió a fugarse.