El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) compartió el hallazgo de lo que en algún momento fue una cisterna, depósito de agua o también conocida como chultún, que se encontraba en la Plaza Elevada de la Zona Arqueológica de Ek´ Balam, en Yucatán.
De acuerdo con lo informado por el INAH, la antigua cisterna fue reutilizada como cámara funeraria, ya que la institución localizó dentro de este espacio los restos de dos personas, mismos que al final fueron recuperados por un equipo perteneciente a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Dicho descubrimiento fue compartido a través de la prensa matutina que realiza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mientras se profundizaba en los resultados que se han obtenido de las tareas de salvamento arqueológico efectuadas en los siete tramos que componen al Tren Maya.
Acerca de este descubrimiento, el antropólogo explicó que deriva de los trabajos del proyecto arqueológico dirigido por los arqueólogos Leticia Vargas de la Peña y Víctor R. Castillo Borges quienes, junto con sus colegas Gilberto Dzul May e Isidro Ché Méndez, se han concentrado en la excavación y consolidación en el lado oriente de la Plaza Elevada Este de la Acrópolis.
Durante la temporada de campo del proyecto de investigación, enmarcado en el Promeza, en dicho sector de Ek’ Balam se hallaron nueve recintos habitacionales de élite, donde se conservaron de manera parcial relieves estucados que representan captores y cautivos, mascarones, esteras, además de vestigios de pintura mural.
Con cierta relación con el hallazgo antes mencionado, se localizaron dos depósitos artificiales de agua, uno que se encontraba en el extremo norte y otro en el lado sur. Cabe mencionar que el segundo lugar encontrado se convirtió en un espacio ritual y depósito mortuorio que fue rellenado con una capa de tierra, escombro y piedra.
El depósito tiene un área de captación circular, de 3 metros de diámetro en promedio, delimitada por un muro bajo de piedras, colocadas con doble vista, y tiene una pequeña escalinata de dos peldaños. El chultún, con forma de campana, cuenta con un diámetro promedio de 2.10 metros y una profundidad de 2.98 metros; y la entrada, 54 centímetros de diámetro.
Según lo compartido por el titular del INAH, Diego Prieto Hernández, en el fondo y en medio del depósito se encuentra una piedra cilíndrica pequeña, que tiene la función de representar que se trata de un altar. Al quitar la tierra del interior se encontró fragmentada otra olla de barro y dos trozos de obsidiana, así como los restos óseos de dos personas.
¿Qué fue lo que se rescató de ambos restos humanos?
Del primero se recobraron huesos sin relación anatómica, mezclados con el relleno de tierra, identificados como un fémur y un húmero, así como parte de una mandíbula y otros fragmentos que fue imposible reconocer por su mal estado de conservación; sin embargo, considerando la robustez y tamaño del fémur, es posible que se haya tratado de una persona adulta de sexo masculino.
Los restos óseos de la segunda persona presentaron mejor estado de conservación. El individuo fue depositado boca abajo, directamente sobre la superficie del piso de la cámara y cubierto por una capa de tierra. El análisis de los marcadores de edad y sexo en los huesos indicaron que pertenecen a un adulto de sexo femenino que, al momento de la muerte, parece haber tenido una edad avanzada; y debió tener una altura aproximada de 1.40 metros.