Hay muchas personas que lo primero que hacen al vernos es hacer comentarios como “¿Estás a dieta?”, “¿Te embarazaste?”, “Te ves cansado”, “Que bien te alimentas”, “Te ves mejor que la otra vez”, “¿Estás enfermo?”, “¿Que te panzó?”, “Qué bueno que ya bajaste esos kilitos” y todo tipo de señalamientos sobre el cuerpo.
En el marco del Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), el cual se conmemora el 30 de noviembre, es importante recordar que independientemente de si tu intención es positiva, se trata de una preocupación genuina o es una crítica directa, este tipo de opiniones no deberían expresarse si no te las solicitaron directamente.
Una forma de tener empatía y ayudar a la salud de las personas que viven con un TCA —e incluso aquellas que no lo tienen o no saben que lo tienen— es comprender que los comentarios sobre el cuerpo pueden afectar tanto su autoestima como su proceso de recuperación (si es que están en alguno) incluso puede desatar una crisis o reafirmar la percepción alterada que tengan sobre su estado físico.
Algunos de los trastornos de la conducta alimentaria pueden llevar a las personas a tener hábitos de alimentación perjudiciales, ya sea porque lleven una dieta extrema baja en calorías en el caso de la anorexia; porque vomiten su comida antes de la digestión (bulimia) o que ingieran grandes cantidades de comida ante situaciones emocionales que no pueden controlar (atracones). A estos, se suman los aún no catalogados oficialmente, como la ortorexia y la dismorfia muscular, que también muestran patrones de comportamientos restrictivos y obsesivos.
Es importante entender que lo que define un trastorno alimenticio no siempre es la apariencia de la persona, de forma que es posible que alguien con sobrepeso tenga anorexia nerviosa.
De acuerdo con un artículo de la Gaceta UNAM, “muchas personas aceptan y se apropian de las opiniones de los demás sobre su apariencia, lo que puede llevar a conductas de restricción alimentaria y pretextos para evitar comer”.
Esto significa que incluso si la intención de una persona no es ofender, agredir o afectar a otras personas, las críticas y observaciones sobre el cuerpo de los demás pueden tener una incidencia profundamente negativa.
Nunca se sabe si alguien está bajando de peso porque tiene alguna enfermedad o por algún, así que incluso si antes tenía sobrepeso y había expresado su deseo de adelgazar, no es conveniente hacérselo saber. Muchas personas que son activistas de diversas causas como los Derechos Humanos o el feminismo suelen compartir este tipo de información en sus redes sociales y es precisamente en Facebook donde surgió la iniciativa de conmemorar la lucha contra los TCA.
De acuerdo con el Servicio Nacional de Salud en Inglaterra ha ha revelado que el 12,5% de los jóvenes entre 17 y 19 años padece un trastorno alimentario, lo que representa un aumento significativo comparado con el 0,8% registrado en 2017.
En México, la Secretaría de Salud (SSA) estima que al menos el 25% de los adolescentes tiene algún TCA en diferentes grados, pero menos del 10% está recibiendo la atención médica necesaria. Más allá de las cifras, diversos especialistas en nutrición y otras ramas de la salud han demostrado que aunque la mayoría de personas con TCA sean adolescentes, en realidad nadie está exento de desarrollar algún trastorno de este tipo.
Muchas personas han adoptado el extranjerismo Bodyshaming para definir a las acciones que juzgan el cuerpo de los demás con o sin una intención negativa, pues finalmente se está resaltando la forma o el estado físico de la persona aún cuando no lo solicitó.