Para muchas personas México puede ser un país en el que se mezcla el cielo y el infierno, ya que al comer se pueden encontrar con platillos deliciosos acompañados de una buena dosis de picante y cada quien puede reírse de la desgracia que significa llegar tarde al trabajo, y es algo que el ilustrador chileno Alberto Montt intentó plasmar en su más reciente libro: México, la obra maestra del diablo.
Alberto Carlos Montt Moscoso es un ilustrador y diseñador que ha publicado más de 20 obras en las que ha conseguido conectar con sus lectores por su peculiar forma de ilustrar y contar historias, tal como lo hizo en su última publicación en la que revela su percepción sobre México. Montt reveló detalles para Infobae México sobre su más reciente libro.
Una obra hecha con amor para México
La idea para crear la historia que Antonio Montt plasmó en su más reciente obra surgió después de que se presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara para hablar de su trabajo Ansiedad, en donde intentó exponer ante mil jóvenes dicha obra; sin embargo, los planes cambiaron, pues al conocer aspectos puntuales sobre México comenzó a contar algunas anécdotas que ha vivido en el país.
“Yo nunca preparo nada, entonces voy contando lo que me pasa. Ese día comencé contando la historia sobre mi desayuno y la gente reía; interactuar desde el humor y ya no me importó nada mi obra, entonces empecé a hablar de México, lo que me pasaba y anécdotas”.
El autor revela que tras bajarse en aquella ocasión del escenario y después de tantas risas que logró sacarles a los asistentes a la FIL Guadalajara, fue su editor de la editorial Planeta México quien le sugirió sacar una obra en la que pudiera retratar lo que para él es México, a lo que Montt respondió con un “¿en serio se puede?” y dio inició el proyecto.
El proceso para crear el libro tardó alrededor de dos años, entre revisitar aquellas primeras impresiones sobre México y las anécdotas vividas. El autor nunca perdió el objetivo principal que siempre fue mostrar su visión del país desde una perspectiva humorística, pero al mismo tiempo destacando que se trata de un homenaje desde el amor que Alberto siente por el país.
El proceso para crear lo que resultó siendo México, la obra maestra del diablo fue a partir de monólogos, el autor lo único que tenía en mente al momento de comenzar a armar la obra era contar las experiencias que él había tenido en México, así como todas aquellas cosas del país que desde el principio captaron su atención y que al día de hoy le siguen sorprendiendo.
En el lapso de los dos años en que se fue preparando la obra visitó en más de 10 ocasiones el país y conversó con varios de sus amigos y conocidos mexicanos, quienes le brindaron datos interesantes que ayudaron a “incentivar la chispa” de la creatividad.
La obra está dividida en seis capítulos: el masoquismo, los excesos, la negación, la vanidad, la pasión y los pecados. La razón por la que decidió estructurar por capítulos el libro tuvo dos intenciones: hacer más digerible su lectura y que de esta manera Montt se sentía comprometido a hablar de cada tema a partir de experiencias muy puntuales que él ha vivido.
“Al final del día el libro es una invitación a reconocerse y reconocer. Entonces yo te hago una invitación a que te reconozcas desde la negación con estos puntos y cada quien puede verse reflejado en algunos de los aspectos que planteo, algunos otros pueden llegar a ser completamente ajenos”.
Al mismo tiempo el autor puntualizó en que el libro lo hizo bajo sus vivencias y ha recibido algunos comentarios al respecto como: “qué valiente” y “cómo te atreviste” ya que algunos lectores han podido llegar a sentir que estereotipa de alguna manera a los mexicanos, a lo que Alberto explica que muchos de los temas que toca en el libro también los percibe en él y espera que las personas que lo lean lo vean como lo que es “un libro de amor hacía México”.
“Hay ciertas cosas que si eres de México no las puedes ver, necesitas que alguien venga de afuera y las vea porque para un mexicano son absolutamente normales y es difícil entender qué tan extrañas son para otros, cosas tontas como los pasillos interminables de gel que hay en cada supermercado, eso no lo ves en ninguna otra parte”.
Su primera impresión de México
Desde muy niño Alberto Montt comenzó a sentir una cercanía muy particular por México y la cultura de este país, pues uno de sus primeros recuerdos lo revive por medio de la música, ya que en su hogar nunca faltaron los boleros. Entre sus primeras memorias recuerda a su mamá escuchando y cantando canciones de la agrupación Los Panchos cuando él tenía menos de tres años de edad.
Cuando Montt comenzó a consumir televisión recuerda haber disfrutado de programas como Siempre en Domingo, Los Polivoces, así como de películas en las que aparecía Tin Tan y Cantinflas. Uno de los planes familiares que solían tener era reunirse en casa de su abuela para ver Siempre en Domingo después de almorzar para descubrir “a quién insultaba Raúl Velasco”.
La primera vez que el autor de Ansiedad aterrizó en un aeropuerto mexicano tenía 25 años y manifestó que se encontraba preparado para todo lo que se iba a encontrar; sin embargo, expresó que al llegar su percepción cambió y se dio cuenta de que por más enciclopedias, películas y música mexicana que se consuma no hay forma de prepararse para lo que realmente es México, país al que describió cómo “sumamente complejo”.
“Yo recuerdo haber llegado y por una parte sentir esa sensación de que todo me rompía la cabeza y por otra, recuerdo sentir como que estaba regresando. Decía: ´estoy regresando a México´. Era un lugar que para mí, ya de alguna u otra forma venía insertado en mi disco duro”.
El diablo como personaje principal
En el tema de la ilustración del libro, Alberto planteó que buscaba que fuese sencilla y que lograra concretar la idea que tenía en mente.
En muchas ilustraciones se basó completamente en infografías para poder crear el dibujo, pero en el caso de las metáforas el proceso fue diferente, ya que la idea que plasmó salió completamente de su imaginación al querer hacer una representación correcta que no cayera en lo absurdo.
El diablo se convirtió en el personaje principal porque es muy conocido en Latinoamérica y que además Montt suele utilizar de manera muy constante en todo su trabajo, debido a que para él siempre ha representado lo más humano. De acuerdo con el ilustrador, el diablo va en contra de lo divino, es lo que falla y sucumbe, por lo que considera que tiene más relación con las personas.
Bajo el contexto anterior es que nace el título del libro, ya que se puede interpretar que al final el país es la “obra maestra” de nosotros mismos.
“En un mismo universo convergen cielo e infierno y esto en México es muy común. Puedes tener en el desayuno el cielo y el infierno sin problema, estás a un segundo y medio de enchilarte todo el día. Los mexicanos saben qué tan paraíso es México y qué tan infierno es”.
La comida mexicana no sabe igual fuera de México
Alberto Montt aprovecha cada una de las visitas que hace a México para deleitarse con la comida mexicana y destacó que entre sus platillos predilectos se encuentran: el aguachile, tacos, mole y cochinita pibil.
Además, anotó que “no hay comida mexicana buena fuera de México”, ha intentado darle una oportunidad a este tipo de alimentos en otros países y reveló que el sabor no se acerca ni un poco al original.
“Lo que más me gusta de México es la relación que tiene la gente con la comida y cómo la comida es la mejor red social; es decir, el contacto que se tiene a través de los espacios de comer, sin duda es lo que más me gusta del país”.