La Revolución Mexicana es, quizás, el suceso histórico más relevante de los últimos años en el país. Aprovechando el descontento popular, Francisco I. Madero llamó a los pobladores a tomar las armas en contra del gobierno de Porfirio Díaz, quien acudió a un icónico recinto de la Ciudad de México cuando estalló la rebelión que lo hizo abandonar el país.
El 20 de noviembre de 1910, cuando Madero se dispuso a proclamar el Plan de San Luis Potosí, con el cual buscó derrocar el gobierno de Díaz para reestablecer el orden democrático a través de elecciones libres, el militar oaxaqueño acudió a comer a un restaurante ubicado en la colonia Juárez de la Ciudad de México.
De acuerdo con el sitio web del Hotel Geneve, ubicado en el número 130 de la calle de Londres, en la colonia Juárez de la capital, el día que estalló la Revolución Mexicana el militar acudió a su restaurante en compañía de su familia. El motivo de su asistencia fue aparentar que la estabilidad era un rasgo que imperaba al interior del país que gobernó.
Una de las evidencias de la visita de Porfirio Díaz aquel 20 de noviembre de 1910 fue el cheque con el que habría realizado el pago de la cuenta. De hecho, el documento fue registrado en uno de los libros de contabilidad del hotel y se encuentra exhibido en una de las vitrinas del recinto.
A pesar del convulso periodo que se prolongó con el levantamiento popular en contra de la dictadura de Díaz, el hotel Geneve sigue brindando servicio. Ubicado en el corazón de la “zona rosa”, se ha consolidado como uno de los edificios más emblemáticos de la demarcación gracias al servicio que ha brindado a lo largo de los últimos 116 años, desde su inauguración en 1907.
¿Cuál es la historia que Porfirio Díaz tuvo con el hotel Geneve?
Si bien el restaurante ubicado en la colonia Juárez era uno de los preferidos del dictador en la capital, la historia que Porfirio Díaz entabló con el hotel comenzó a escribirse desde que los propietarios del mismo comenzaron a planear y ejecutar el proyecto de la construcción del edificio.
Dentro de los rasgos más reconocidos en la administración de Díaz se encuentra la atracción de inversión extranjera para la consolidación de diversos proyectos de infraestructura en el país. Dicha acción también benefició al sector hotelero y, más específicamente, a los propietarios del hotel Geneve.
De hecho, Díaz habría sido quien convenció al arquitecto de origen canadiense Thomas Sinclair de establecerse en la ciudad para concebir el proyecto.
Si bien el contexto orilló a Díaz a exiliarse y morir en la ciudad de París, Francia, su legado e influencia se mantuvo en la historia del recinto hotelero. Es así que en sus muros e instalaciones se pueden encontrar figuras que le rinden homenaje.
En ese sentido, es posible encontrar un retrato de cuerpo completo que Federico Rodríguez realizó en el año 1903, en donde se puede ver a Díaz con su atuendo y la banda tricolor que lo distinguió como presidente. De igual forma, se puede encontrar un busto en bronce y marfil sobre una columna tallada en alabastro.
Otros de los documentos históricos que se pueden hallar en el hotel es de carácter sonoro. Y es que, a la salida del Phone Bar se encuentra un teléfono antiguo en cuya bocina, al levantarlo, se puede escuchar la voz de Porfirio Díaz. En el mensaje le agradece a Thomas Alva Edison que le haya obsequiado uno de los primeros fonógrafos que circularon en el mundo. Dicha grabación también se encuentra almacenada en la Fonoteca Nacional de Coyoacán.